domingo, agosto 16, 2015

VENEZUELA: Érase un bardo




VENEZUELA: Érase un bardo 

16-8-2015

VENEZUELA: Érase un bardo / Opinion y Noticias / View Comments Motivo de la nostalgia por los tiempos ya idos en Venezuela, sabemos que Joan Manuel Serrat ha reiniciado una gira artística por España que aspira a repetirla en América Latina. 

Fue tanto el impacto que tuvo en nuestro país hacia las postrimerías de los sesenta (por supuesto, del XX), musicalizador de una poesía de propia y ajena inspiración, orgulloso de un catalán de rebeldía hoy insospechada en el reino de Franco, que masificó definitivamente su nombre luego de presentarse de la mano de Gilberto Correa en"De fiesta con Venevisión?, antes que pudiera hacerlo Renny Ottolina que olfateó sus distancias con el género, como después lo pudo comprobar con el impase que tuvo con Gloria Martín, mil veces radiado, y quedó como objeto de culto de una secta que lo disfrutaba en clara competencia con Víctor Jara, Mercedes Sosa y la Nueva Trova Cubana.

Ya tiene demasiados años que no viene por estos lares, casualmente los propios de una crisis política que ahora ha estallado económicamente, debido a los lastres que nunca fueron corregidos. Demasiado asiduo, no pasaba el año sin dejarse escuchar acá, volvió con Joaquín Sabina ya tarde para emular el fenómeno que siempre fue. 

Érase del bardo celebrado por todo el mundo que hasta Caldera II condecoró por la decidida influencia de una admiradora del elenco gubernamental, agotador de todas las entradas. María Gómez tenía la exclusiva de sus presentaciones que, no sabemos, si en el contrato contemplaba una salutación a página entera por su estancia caraqueña, costosísima siempre en la prensa, o constituía el adicional y expresivo agradecimiento que recogía el de los miles de admiradores, como puede apreciarse en una muestra de El Nacional de mediados de los ochenta. 

Siempre lo escuchamos y lo celebramos, permitiéndonos dos anécdotas: la una, reveladora de la presunción que distinguía a sus fanáticos, acudíamos a la última presentación celosos de la butaca del patio o el foso de la orquesta, hallándonos a un viejo amigo de ínfulas intelectuales en una ocasión que, sorprendido, quiso aleccionarnos sobre Serrat, todavía disgustado porque no pudo hacerlo con la primera o la segunda presentación; y, la otra, la protesta que hicimos cuando"agarró de sopa? a Simón Díaz, gritándole hasta enfurecer a mi esposa, incluso, por el cambio de los arreglos de algunas piezas que nos alejaban demasiado del sobrio cantautor que fue. Valga la acotación, le rendimos tributo a teloneros venezolanos como Ada Josefina Riera de la que nunca supimos más, a la Elisa Rego que levantó nuestros prejuicios siendo la única vez que Serrat reconoció al cantante que lo precedía, o a la maravilla de Jesús Sevillano que hizo temblar El Poliedro ya no sabemos en qué fecha, antecediéndolo con infinita modestia.

No hay comentarios.: