Fermí Puig: «Saber que Joan Manuel Serrat conserva borradores de sus primeras canciones me ha hecho mucha ilusión, casi tanta como si los tuviera yo»
por Manel Gausachs el 12/08/2015
Hablamos con uno de los tres comisarios de Serrat, 50 anys de cançons sobre cómo se ha fraguado esta exposición y sobre el presente y futuro del documentalismo musical en Cataluña. Y es que Fermí Puig atesora la mayor colección de vinilos de música en catalán y un valioso archivo documental que le ha permitido publicar un par de libros y varios artículos sobre diversos aspectos de la música catalana de las últimas cinco décadas.
Tras 38 años trabajando en la Caja de Ahorros de la estrella de Miró —La Caixa—, este barcelonés que nació en el barrio de La Barceloneta cuando estaban a punto de llegar los 60, ha decidido dedicar el mayor tiempo posible del que ahora dispone, a poner orden a su archivo, una fuente documental que el periodismo y las instituciones culturales catalanas conocen, porque a menudo han acudido a él, pero que nunca han valorado como realmente se merece.
Fermí Puig es probablemente una de las fuentes más fidedignas para averiguar información sobre un disco catalán. Si a Puig le preguntas sobre la existencia de un determinado disco y te dice que no lo conoce es que muy probablemente ese vinilo no exista y que lo que te han contado es un rumor.
Su colección de discos es sin lugar a dudas la mayor que existe de música catalana, posee casi la totalidad de los vinilos que se publicaron en catalán desde 1958 (fecha de la publicación de los primeros singles de música moderna —no folklórica— en catalán) hasta que se dejó de publicar en ese formato a primeros de la década de los 90. En total posee más de 10.000 vinilos, en todos sus formatos y sus procedencias. Y afirma que su colección de artículos supera los 200.000, la de revistas casi 5.000, la de pósteres llega a los 1.000 y 500 la de programas de mano. Un archivo inmenso por tratarse, más aún, de una colección particular.
El minucioso análisis de todo este material le ha permitido aventurarse en proyectos a los que nadie antes se había atrevido, como el de inventariar toda la música que se publicó en catalán en la década de los 60 —década en la que se volvió a publicar música moderna en esta lengua tras dos décadas de prohibición explícita o tácita—. De ahí surgió su primer libro: El 60 canten en català (Los 60 canten en catalán) (Pagès editors, 2010) que Milenio también editó en castellano el mismo año. Y dos años después publicó, junto a Joan Manuel Escrihuela y David Ferrer, Els Setze Jutges. Crònica tendra i irònica d'un país (Los "Setze Jutges". Crónica tierna e irónica de un país) (Viena Edicions, 2012), el trabajo más exhaustivo que nunca se ha publicado sobre la obra y el legado del colectivo germinal del movimiento de "la Nova Cançó" y del cual surgieron figuras de la talla de Serrat, Pi de la Serra, Llach o Bonet.
Como destaca el periodista, y estudioso de "la Nova Cançó", Jordi García-Soler en el prólogo de este libro sobre Els Setze Jutges, Fermí Puig no escribe a partir de la lectura de bibliografía ya publicada, algo que desgraciadamente abunda mucho, demasiado. Puig se sumerge en los archivos, en la prensa de la época (la opinión publicada) pero también en archivos personales (todo tipo de documentos que dejaron los protagonistas de la "historia") para construir su "discurso", un "relato" que se sustenta en la contrastación de estas fuentes para resolver las dudas que tiene este curioso empedernido y apasionado por la Canción de su país.
A primera vista puede parecer que Puig peque de un exceso de "fetichismo" por las fechas, porque es un torrente de datos descomunal, pero al final te das cuenta de que todo lo que afirma tiene un fin, mayor o menor, pero un motivo al fin y al cabo.
Su meticulosidad en elaborar discografías completas ha sido requerida en diversas ocasiones por periodistas, discográficas e instituciones públicas. Son suyas la discografía que aparece en la biografía Lluís Llach de Carles Gámez (Editorial Tres i Quatre, 1994), la discografía de la integral que la discográfica Picap hizo en el año 2000 de la obra de Raimon, la compleja discografía que aparece en el catálogo de la exposición La Nova Cançó, la veu d’un poble que se hizo en el 2010 en el Museu d'Història de Catalunya, o el preciso y muy bien contextualizado artículo sobre la música que se produjo en la Barcelona de los primeros setenta que aparece en el libro La Barcelona de los años 70 vista por Nazario y sus amigos (Ellago Ediciones, 2004) del dibujante de cómics y pintor Nazario.
Y no sólo eso, Puig también fue el instigador del homenaje que se le hizo a Els Setze Jutges en la Institución Cultural del CIC el día que se cumplieron 50 años de su primera actuación en esa escuela del barrio de Sant Gervasi de Barcelona.
Para hablar de todo esto nos reunimos hace unas semanas con él en el Arts Santa Mònica y en su casa. Puig nos contó detalles de cómo se ha fraguado esta exposición sobre Serrat —de la que informamos en primicia el pasado 20 de mayo— y de si está previsto que viaje a otras ciudades.
Y lo que es más importante: hablamos del futuro de los archivos musicales, sobre si se valoran lo suficiente o no, y sobre el futuro de su archivo en concreto, algo que, de cara al futuro, plantea toda una serie de incógnitas en cuanto a su mantenimiento y conservación.
¿Cuál fue el primer disco que recuerdas?
Mmm... El primer disco en catalán que encontré por casa —que no lo compré yo, lo compró mi padre— fue el single de El mig amic (El medio amigo) (Vergara, 1968) de Peret y el LP de Dites i fetes de Mossèn Ventura (Dichos y hechos del Párroco Ventura) (Vergara, 1965) de Joan Capri (1917-2000). Estos son los dos discos catalanes que corrían por casa cuando yo era pequeño... Ah... y otro que también me hacía mucha gracia era uno de El Timbaler del Bruc (Odeon, 1959) (Cuento histórico escrito por Josep Maria Espinàs, musicado por Josep Casas Augé (1913-1988) y narrado por Isidre Solà (1927-2005)).
¿Y en otras lenguas?
Los de los cuentos de Simbad el marino que mi padre compraba para mí. Después también recuerdo discos de orquestras, concretamente de la de Franck Pourcel... Y no había más...
A mi padre le gustaba mucho el tema de la música, tenía tocadiscos cuando poca gente tenía uno... Mi casa era una casa muy humilde de La Barceloneta, de gente trabajadora, pero a mi padre le gustaba todo lo que fueran "nuevas tecnologías"... Le gustaba estar a la última... Cuando salió la televisión en color pues se compró una y cuando salió el vídeo igual. Pues ya que se pasaba todo el día trabajando le gustaba darse estos caprichos... O sea que en el 66, 67 o 68 en mi casa había tocadiscos, que fue en la época en la que se empezaron a popularizar, porque a primeros de los 60 sólo tenían tocadiscos los muy ricos. Recuerdo que compraba los discos en el Audion Radio que estaba en la esquina de la calle Pelayo con Ronda Universitat, allí donde hay una fuente delante de la parada del metro de Universitat.
¿Y cuándo te entraron las ganas de coleccionar todos los discos de un artista?
Yo diría que fue en la primera feria del disco que se hizo en el Hotel Oriente (Barcelona) que encontré tres o cuatro singles de Lluís Llach que no conocía en una tienda de un hombre que tenía muchos discos catalanes. Porque a mí me gusta mucho el Llach... Yo hasta ese momento había comprado los elepés Viatge a Ítaca (Viaje a Itaca) (Movieplay, 1975), Campanades a morts (Campanadas a muertos) (Movieplay, 1976),... Yo calculo que esto sería en los 80 y pocos, en el 1982 o 1983... Esta feria que era muy pequeña y se hizo en el hall del hotel no la montó el Jordi Tardà... Posteriormente, en otra feria que se hizo en el Hotel Ritz, y que esta ya la organizó Jordi Tardà (Periodista y promotor musical, 1955-2015), allí empecé a coleccionar la discografía de Els Setze Jutges porque me fui encontrando con toda una serie de singles que llevaban la "etiqueta" de "Els Setze Jutges" y me entró la curiosidad...
¿Exactamente cuáles son los criterios de tu colección?
La idea original de mi colección discográfica es coleccionar toda la canción moderna cantada en catalán. Es decir, todo lo que se publicó a partir de los primeros singles que las Hermanas Serrano y José Guardiola (1930-2012) editaron en catalán en 1958. ¿Pero qué hacemos con la música instrumental? Evidentemente una Companyia Elèctrica Dharma, un Toti Soler o un Tete Montoliu (1933-1997) son música catalana popular y moderna y son unos referentes independientemente de la lengua en que se titulen las piezas, por lo tanto también los colecciono. Y en el caso de artistas bilingües en general sólo hago su parte catalana, cosa que no quiere decir que no me interese personalmente la otra. Pero en un caso como Serrat, por la trascendencia de su obra, también he coleccionado su parte castellana. Estos son los criterios de mi colección de vinilos que tiene más de 10.000 referencias.
Pero en el 2009 dejé de coleccionar las novedades. ¿Por qué? Primero porque como ahora son en CD el CD no tiene un gran interés estético y es muy caro, y segundo porque las ediciones ahora no están centralizadas en pocas editoras sino que muchas son autoediciones y es una verdadera locura seguirles la pista.
Pero por lo que se refiere a vinilos, yo te puedo decir que prácticamente lo tengo todo. Yo diría que tengo un 98% de todo lo que se editó hasta mediados de los 90, que fue cuando se dejó de publicar en vinilo. ¡En ediciones catalanas y extranjeras! Porque, evidentemente, también tengo, por ejemplo, ediciones de Llach en Brasil, Raimon en Uruguay, etc...
Pero no sólo eso, también recopilo documentación publicada desde que iba a los Canets (se refiere genéricamente a los festivales de canción de autor y de rock que se hicieron en Canet de Mar entre 1971 y 1978). Tengo recortes de prensa desde el primer Canet al que fui, el de 1976, del periódico que compró mi padre al día siguiente, y desde entonces lo sigo haciendo. Calculo que debo tener unos 200.000 artículos referentes a conciertos, a discos, y entrevistas a gente de la canción y del rock catalán. Pero en esto no hablo de "colección", prefiero hablar de "una compilación" porque esto no es como los vinilos que se puede saber todos los que se han publicado, por lo que se refiere a artículos es imposible saber todo lo que se ha escrito y publicado sobre canción catalana.
Por lo que se refiere a carteles calculo que tengo unos 1.000, y de programas de mano de actuaciones y de festivales unos 500. Y de fotografías también tengo muchas de conciertos a los que he ido desde 1990.
Pero volviendo a mí archivo de artículos... Cabe señalar que muchos son de periódicos que ya no existen... Porque claro, hoy en día tienes toda la hemeroteca "La Vanguardia" digitalizada. La puedes consultar gratis por internet, te bajas lo que buscas en un archivo PDF y te lo imprimes... Para mí lo que ha hecho "La Vanguardia" es una maravilla, porque puedes rebuscar sobre cualquier tema en una hemeroteca de 125 años... Que yo sepa también han digitalizado el "Diari de Girona", el "ABC" (Madrid) y la revista "Triunfo" (Revista española de información general que se publicó entre 1962 y 1982). ¿Pero y todo lo de "El Correo Catalán" (1876-1985), "Tele/Exprés" (1964-1980) o del "Diario de Barcelona" (1792-1994)...?
¿Qué relación se establece con un artista cuando este ve que tiene tantas cosas sobre él?
Normalmente el artista piensa que eres un fan suyo y te miran un poco como diciendo: "Uf... otro fan"... Lo que pasa es que yo tengo mucho material de todos: de Serrat, de Llach, de Maria del Mar Bonet, de Sisa, de Pau Riba, de la Dharma y de La Trinca... Y de muchos más, de Rafael Subirachs, Joan Isaac... Evidentemente tengo menos de los que tuvieron menos repercusión en los medios de comunicación.
Así que cuando me llaman "coleccionista" pienso que, más exactamente, lo que soy yo es un "investigador" y un "documentalista", porque la cosa ha llegado a un punto que lo que en un principio era una colección ahora ya es un trabajo de investigación de documentos...
A mí ya no sólo me interesa tener un documento si no saber quién lo tiene o quién le ha hecho fotos, es decir, "tenerlo controlado". Por ejemplo, saber que Joan Manuel Serrat conserva el archivo personal que conserva a mí me ha hecho mucha ilusión porque pienso: "¡Mira! uno que ha conservado...". Y me cabrea mucho cuando sé de cosas que las he tenido en las manos y que luego sé que se han tirado porque alguien ha fallecido de golpe, sus herederos han tenido que vaciar la casa rápidamente y no le han dado ningún valor a esas cosas y las han tirado alegremente... Probablemente la culpa de que esto pase es que no exista un Centro dedicado al estudio de nuestra Canción, porque si existiera, la gente tendría un lugar donde ceder en vida todo este tipo de material.
O sea que a mí lo que me interesa es saber dónde están las cosas más que tenerlas, aunque evidentemente me gusta tenerlas, tocarlas, clasificarlas y me encantaría tenerlas digitalizadas para poderlas encontrar al momento... Porque, por ejemplo, para esta exposición sobre Serrat he tenido que buscar y rebuscar en cajas y cajas...
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