domingo, abril 24, 2016

CONVERSACIONES A TUMBA ABIERTAJuan Marsé & Joan Manuel Serrat










CONVERSACIONES A TUMBA ABIERTA Juan Marsé & Joan Manuel Serrat

Cerveza, risa y desengaños en un patio del Eixample

Juan Marsé estrena novela, 'Esa puta tan distinguida' (Lumen), y Joan Manuel Serrat vuelve a la carretera para celebrar el 20º aniversario de aquella reunión de amigos, 'El gusto es nuestro'

ANTONIO LUCAS
Madrid

24/04/2016 00:09


P.- Y os habéis seguido la pista...

SERRAT.- Desde Últimas tardes con Teresa he sido presidente o director, depende del año, del club de fans de Juan Marsé. He esperado y sigo esperando con ansiedad la publicación de cada uno de sus libros. Amo profundamente su escritura, me siento cercano a lo que cuenta y a los temas que le interesan. Cada trabajo suyo se me hace corto. La obra de Juan es muy humana. Incluso en el número de páginas, porque conoce las debilidades del lector.

MARSÉ.- Por mi parte, cuando salió el primero de sus discos, Ara que tinc vint anys (1967), me quedé sorprendido. Era fabuloso. Y luego está Cançó de matinada, un tema importante para mí. A raíz de ahí intuí las líneas del charnego que luego sería el Pijoaparte. En esa canción ya estaba dibujado. Era en 1966 y salió a la vezÚltimas tardes con Teresa. Entonces el personaje aquel se me hizo muy entrañable, igual que el cantante aquel que aún no conocía. Luego he vivido momentos intensos en los que Serrat estaba ahí de un modo u otro, como cuando regresó del exilio en México. Me contaron que preguntó a los periodistas que le esperaban en el aeropuerto si yo andaba por ahí. No pude ir, pero sí estaba de su lado. Y después, cuando me propusieron hacer la película de Últimas tardes con Teresa pensé en él como protagonista.

P.- México fue importante para los dos. Acoge durante un año a Serrat, debido a la orden de busca y captura que el franquismo emitió contra él; y allí se publica Si te dicen que caí, de Marsé, prohibida en España por la censura.

SERRAT.- México ha dado un gran soporte a la resistencia política española. Es un país de asilo muy generoso. Lo más destacado de nuestro ámbito intelectual encontró el camino allá cuando la Guerra Civil y la dictadura los prefería muertos. El cariño de México por España, sobre todo por la España del arte y las ciencias, del trabajo y del esfuerzo, aún se mantiene. No tanto por la España de la conquista, hacia la que mantienen una actitud comprensiblemente beligerante.

MARSÉ.- Con toda la razón... A México le debemos, entre otras cosas, la acogida de parte de nuestros intelectuales antifranquistas.

P.- La que no pasa por sus mejores momentos es la cultura en España, abandonada o despreciada por el Gobierno en funciones durante la última legislatura.

MARSÉ.- Les importa un carajo la cultura, empezando por el IVA al 21% y continuando por todo lo demás. Y lo que es peor, desprecian la memoria. Eso no tendrá solución hasta que no se dé un cambio de Gobierno. No veo en ningún gesto que el llamado Ministerio de Cultura tenga alguna idea o fuerza para resolver este asunto. Y eso responde a una actitud que no debemos considerar espontánea, sino más bien algo bien pensado y articulado bajo la idea de que la cultura les molesta y hay que eliminarla del espacio público.

SERRAT.- Estoy con Juan. Es un empujón al vacío. La cultura ha estado siempre cerca del progreso del individuo, de la Ilustración, de un mundo más sabio y tolerante. Eso no coincide con los intereses de nuestros actuales administradores, de ahí que su respuesta sea la coacción de la cultura, de los artistas, de los científicos, de los maestros... Y eso sólo tiene un resultado: empequeñecer al país, dejarlo menos capacitado para afrontar la complejidad del futuro. Un país sin una cultura que empuje es un territorio desolador e inútil. Somos uno de los países con peores resultados académicos entre los estudiantes. ¿Nadie va a investigar el por qué de esas cifras? No es normal que tantos miles de jóvenes hayan tenido que agarrar los bártulos para buscar un horizonte laboral en el extranjero. Estamos dejando perder todo ese capital humano e intelectual de un modo grosero. Esto es algo que va más allá de las cifras de déficit o del PIB.

MARSÉ.- Está bien que incidas en la Educación como origen del problema. La cultura como concepto es algo difuso, pero la Educación es absolutamente precisa. Ahí está el gran fracaso. El sistema educativo es nefasto y lo que hizo el señor Wert fue un paso atrás tremendo. Rompió los equilibrios. Y ya si miras al ministro de Cultura el espectáculo es lamentable, hoy sólo se ve a un figurón de barba florida.

P.- ¿Entendéis qué sucede en la política desde el 20D, por qué esta falta de horizonte y de acuerdos?

MARSÉ.- Renuncié a entender las actitudes de los políticos que están manejando el cotarro en este momento y en los dos países: en España y en Cataluña. O son unos incompetentes totales o son unos sinvergüenzas. El espectáculo que están dando sobrepasa todo lo imaginable: corrupción, impunidad, impericia... Lo de Valencia y el PP es un abuso fallero. Por eso renuncio a comprenderlos, sé que no valen para nada pero aun así nos generan una fatiga excesiva. ¿Para qué voy a indagar en lo que puede pensar Mariano Rajoy si no tiene nada que decir, ni que pensar?

P.- ¿Y en cuanto a la izquierda?

MARSÉ.- Es muy grave que no puedan ponerse de acuerdo para cambiar todo eso. Muy grave... Están un un momento Grucho Marx: estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros.

SERRAT.- Yo sí entiendo algo, pero lo que entiendo tiene un fondo deprimente. Asumir a lo que está ocurriendo con un Gobierno en el cual buena parte de sus altos responsables están nadando en mierda, de Blesa a Rato, pasando por Bárcenas y la rama del partido en Valencia, es un exceso. Igual que la parodia de los Pujol en Cataluña. Unos y otros son unos sinvergüenzas aprovechados del cargo. Eso se entiende sin problemas. Lo incomprensible es que no haya una respuesta del partido (o partidos) ante el panorama que tienen dentro. Paradójicamente es la Guardia Civil y los jueces los que están proporcionándonos en este caso algún resquicio de confianza a los ciudadanos... El desánimo es generalizado, da igual que mires hacia España o que mires a Europa.

P.- ¿En qué sentido?

SERRAT.- En el de la vergüenza que provoca el trato que se está dando a los inmigrantes y refugiados. Europa es, en este asunto, una mierda. Un supermercado siniestro que no sirve ya para transmitir los valores que durante generaciones ha creado y expandido por el mundo. Europa es la gran vergüenza global. El interés que yo podía tener por el sentimiento de identidad europeo ha desaparecido. Han bastado unos pocos años para borrarme el entusiasmo de pertenencia.

MARSÉ.- Esta falta de solidaridad ha dejado ver las mentiras de una Europa que sólo tiene ya interés para unos cuantos financieros. Cómo es posible que con toda la historia que arrastramos dejemos abandonados en la peor de las miserias a miles de seres humanos que sólo aspiran a algo tan legítimo como salvar la vida.

SERRAT.- Ya solo cabe la dignidad en los ejemplos individuales o de los pequeños colectivos que están respondiendo con humanidad como no lo están haciendo las grandes instituciones. Ellos son los que salvan la especie. El problema de los refugiados ha vuelto a poner en su sitio a los responsables de la UE, a los dirigentes y a sus palmeros.

MARSÉ.- Esos a los que se les llena la boca con palabras de fraternidad. Esos que guardan su dinero en los paraísos fiscales inventados exactamente para sus fortunas. El mundo es de ellos. Lo de Panamá es una mina por descubrir.

P.- En Encerrados con un sólo juguete (1960) Marsé se preguntaba: "¿Tiene algo que ver la vida con lo que llevan los periódicos?".

MARSÉ.- ¿Ya entonces me preguntaba eso? Pues creo que no han cambiado mucho las cosas en todos estos años. Dijo Nietzsche algo para reflexionar: "Cien años más de periodismo y las palabras apestarán". Es una exageración, pero pensemos en ello ahora que los periódicos están invadidos de política y agonizando por las nuevas tecnologías. En términos generales se presume mucho de la tecnología y de lo bien que nos conecta con los demás, pero estamos más desinformados y solos que nunca. La información está más controlada que en ningún otro momento de la Historia. No creo que con más aparatos sepamos más. Veo que gustan mucho esos caramelitos que dispensa la tecnología, pero cada vez sirven menos para hablar... Yo no tengo móvil.

P.- ¿Se os cuela el estado de ánimo a la hora de escribir?

MARSÉ.- Al escribir prefiero ser neutral y tener como herramienta principal mis intereses literarios y mis fobias personales, pero me gusta echarle humor a lo que hago y a través de la sátira y la ironía dejar que se cuele el presente. En esta última novela, Esa puta tan distinguida, hay bastante coña sobre algunos políticos y lo que se llama actualidad. Pero el tema central es otro: la memoria.

SERRA.- Es imposible que aquello que uno ve y vive no se filtre en las canciones. Al menos en las mías. Pero lo que asombra no es lo que sucede, sino que no deje de suceder. Eso me desarma y me indigna. Incluso me desmoraliza. He luchado a mi manera, como tantos otros, porque las cosas sean de otro modo y a veces creo que no he conseguido demasiado... Lo que en ocasiones se cuela en mi trabajo es el desánimo de ver que algunos asuntos están en un lugar parecido a como las dejamos hace 40 años. Aunque no pierdo la esperanza.

MARSÉ.- Y no conviene olvidar que nosotros empezamos a movernos en pleno franquismo.

P.- Marsé escribe en español y Serrat tiene el bilingüismo afianzado en su obra. ¿Veis posible una Cataluña de un sólo idioma?

MARSÉ.- Es un delirio. Esta es una sociedad bilingüe, guste o no. Y resulta grotesco la propuesta del catalán como única lengua la firmen lingüistas y juristas.

SERRAT.- Lo que pretenden sólo se podría conseguir aplicando un duro régimen fascista. Otros lo han hecho a lo largo de la historia. Cataluña ya ha sido víctima de situaciones de ese tipo.

MARSÉ.- Pero aquello fracasó.

SERRAT.- Bueno, el franquismo consiguió mucho también en este ámbito. Dejó la cultura catalana convertida en sardana.

MARSÉ.- Uno de los problemas es que parte de la burguesía catalana adherida a la dictadura aceptó desterrar el catalán. Pero no lograron acallar el catalán.

SERRAT.- Aunque yo me refería a algo peor. A que el catalán fue silenciado en los colegios, en los periódicos, en la televisión. Si aquello no era el ostracismo lingüístico se acercaba mucho.

P.- Al final os salvará el Barça.

MARSÉ.- No sé, no sé.

SERRAT.- El Barça y el amor.



Fotos JOSÉ AYMÁ

Encuentro de Juan Marsé y Joan Manuel Serrat.

No hay comentarios.: