sábado, junio 18, 2016

20 años después, el gusto sigue siendo suyo



20 años después, el gusto sigue siendo suyo
Madrid

Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén y Miguel Ríos abarrotan el Palacio de los Deportes

NUALA PHILLIPS
Madrid19/06/2016 01:23

La Puerta de Alcalá volvió a sonar en Madrid ayer. Lo hizo a cuatro voces. Con coros multitudinarios y espectáculo de luces. Con el público en pie. Como si fuese la primera vez. Y es que existen fenómenos cuya persistencia se antoja imposible año tras año y, sin embargo, y ante el estupor colectivo, resisten. Para que nos entendamos, hablamos de las Converse, las agencias de viajes y, más concretamente, de Ana Belén y Víctor Manuel, que este año han regresado a los escenarios acompañados de su otra doble mitad: Miguel Ríos y Serrat. Un renacer lírico que también tiene nombre propio y también repite: 'El Gusto es Nuestro'.

Puntual, a las 21.30, se daba el pistoletazo de salida en el Barclays Center (Palacio de Deportes) de Madrid y los alrededores se llenaban de júbilo adoles-cincuentón. "Ya ni me acuerdo de a cuántos conciertos he ido", cuenta Araceli, que viste una camiseta estampada con el nombre de Víctor Manuel. "He venido con unas amigas de Zamora a las que conocí en otro de los conciertos. Para conocernos más y aprovechar para cañear un par de días. Cuando vengan a Barna, iré también". Sí, a Araceli le gustan mucho.

Y por oportunidades que no sea, porque el espectáculo recorrerá durante las próximas semanas la geografía nacional. El objetivo de este nuevo desafío: Barcelona, Peralada, A Coruña, Marbella, Cambrils, Granada, Sevilla, Valencia, Bilbao y Zaragoza el 15 de octubre, como broche final. La ruta rinde así homenaje a la gira del mismo nombre que hace 20 años los llevó precisamente a lo mismo: cubrir todo el territorio. Entre el público que abarrota el recinto, Malena, que ha venido con su hija Luna y cuatro amigas a disfrutar del show: "Fui al concierto de El gusto es nuestro original, embarazada de mi hija, y ahora volvemos juntas». «No vengo sólo de acompañante, a mí también me gustan", añade Luna.

Tres horas duró este primer concierto. Tres horas en las que los cuatro veteranos lograron una vez más que 15.500 personas sintieran que la Mirinda seguía en boga y la música se puede escuchar sentado, pero también meneando el esqueleto sobre una silla plegable. 15.500 personas que fueron testigos de la plena forma de la que gozan sus protagonistas y de que no sólo Juanes tiene licencia para llevar el traje con camisa negra.

Veteranos también en el público y, sorprendentemente (o no tanto), muchas caras jóvenes. "Siempre me han gustado las canciones de Serrat y las piernas de Ana Belén. Me enteré de que venían y me pareció un buen plan", cuenta entre risas Jose, sevillano de 26 años, mientras se toma un tinto con amigos antes de entrar al recinto. Y se quedó sin piernas, porque la cantante lució un espectacular mono rojo y deleitó con temas como 'El hombre del piano'. Pero no sin Serrat que, no sólo despertó la mayor ovación, sino que se atrevió hasta con el monólogo: "Mi mujer me recomendó que me apuntase a esta gira, así tengo una cama para mí solo", anunciaba al comienzo. "Mesa para cuatro, le pedí el otro día en un restaurante a una chica muy mona. A nombre de Serrat, como el cantante. A lo que ella respondió: 'Ah, Bisbal'", seguía. Y claro, el público encantado.

Encantados estuvieron también con el cuarto pasajero Miguel Ríos, que puso el toque animado, cazadora de cuero mediante, llamando "tío" al público y parando una canción a dúo con Víctor Manuel por problemas con la letra. "Esto pasa por eso que han importado de Alemania: el alzhéimer", advirtió antes de retomarla. Sonó también Rock & Roll Boomerang, que despertó al público, los devolvió al éxtasis del 82 e hizo tambalearse al recinto. No es de extrañar: las entradas para Madrid se agotaron en marzo y sólo unas cuantas más salieron a la venta tras un cambio en la producción del concierto. Y el fin de semana que viene repiten en la capital.

'Hoy puede ser un gran día', 'Contamíname' y 'Bienvenidos' -con el público dándole a las palmas y el meneo a tope- encabezaron el repertorio; lo agitó el recuerdo de Víctor Manuel a "los que todavía siguen enterrados en las fosas comunes" y la camaradería, que es un poco a lo que habíamos ido todos, lo aderezó. En realidad, la sensación fue la misma que en esas películas de los hermanos Cohen en las que un puñado de amigos de Hollywood hacen una comedia como excusa para reunirse y pasarlo bien. Y no se puede negar que ayer los anfitriones disfrutaron. Y, para qué engañarnos, en España siempre hemos sido muy de agencias de viaje, así que el público también.

http://www.elmundo.es/madrid/2016/06/19/5765d644268e3e02178b4655.html


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