'Mediterráneo' de Serrat: la banda sonora de mi vida
27 JUN 2018
Rosa Villacastín
Hay canciones, momentos, imágenes que se nos quedan clavadas en el alma por más tiempo que transcurra, por más que nuestra vida haya cambiado tanto que apenas si nos reconozcamos en aquellas viejas fotografías en blanco y negro, un tanto deslucidas por los años.
Tampoco nuestra sociedad tiene nada que ver con la de los años 60 y 70 y, sin embargo, cuando escucho a Joan Manuel Serrat interpretar, más que cantar, "Mediterráneo", siento que de golpe me quitan un montón de años, recobrando así la pasión, el ímpetu de mi juventud.
A Serrat le he seguido por tierra, mar y aire desde que le conocí en Madrid, cuando ambos frecuentábamos una conocida discoteca propiedad de José María Civit, un amigo común muerto en accidente de coche cuando volvía a su casa y un perro se cruzó en su camino. De aquello hace ya mucho tiempo, pero su música sigue ahí, encandilando a todo tipo de público, a gente de toda condición social, de toda ideología, de todas las edades, porque Joan Manuel ha sido y es uno de nuestros mejores y más queridos cantoautores.
Hace un par de años fui al Olimpia de París a oírle cantar, y todavía tengo grabadas en mi memoria las caras de felicidad de los muchos españoles residentes en la ciudad del Sena que le escuchaban sin pestañear, emocionados hasta las lágrimas. Unos, porque era su primera vez, otros porque después de años de no verle y oírle, le escuchaban con tanta atención que no se oía el volar de una mosca, solo los móviles intentando retener en su interior una imagen que les perdurará en la memoria.
Serrat ha vuelto, aunque nunca se haya ido, y lo hace en medio del volcán del procés, lo que de alguna manera eclipsa el verdadero motivo de esta nueva gira, con la que pretende hacer soñar a varias generaciones de españoles que hemos hecho de su Mediterráneo, la banda sonora de nuestra vida.
En Madrid lo ha conseguido, en la primera de sus actuaciones en las Noches del Botánico, como lo conseguirá allí donde cante este verano, hasta que emprenda viaje a América Latina, donde le esperan con los brazos abiertos, como se espera ese amor de ida y vuelta.
A Joan Manuel, como a Ana Belén y Victor Manuel, la gente les quiere y respeta por su coherencia, por su manera de gestionar la fama, sin que ello suponga vivir encerrados en una burbuja. Una manera de ser y estar que debían patentar para que quienes acceden al podium de la popularidad, por méritos profesionales y no por escándalos sentimentales, tengan un espejo en el que mirarse.
Serrat peina canas y surcan su rostro profundas arrugas, lo que no le quita un ápice de atractivo, y demuestra que ha vivido y ha vivido mucho y bien, pese a algunos contratiempos de salud, y no digamos ya políticos: pero eso es lo que le hace más interesante, que lleva la mochila llena de experiencias de todo tipo. A algunas de las cuales ha puesto letra y música. Música y letras inolvidables.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/extrarosa/2018/06/27/mediterraneo-de-serrat-la-banda-sonora.html
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