En esta amplia entrevista concedida en México, el cantautor hace un recorrido por temas esenciales a lo largo de su carrera y reafirma_su amor por América Latina, a menos de un mes de volver a Costa Rica, donde_presentará “Mediterráneo_Da_Capo”.
Feb 26, 2019
Las canciones de su álbum Mediterráneo, 1971, están incluidas en la gira que lo ha llevado por España e Iberoamérica y que lo traerá a Costa Rica, donde se presentará el 15 y 16 de marzo de 2019. (Foto: Latinoamericana de Producciones).
El encuentro es a la una de la tarde. Ya en el hotel, camino a la entrevista, las dudas asaltan en el ascensor. ¿Podrá ser hoy realmente un gran día? “Seguro azar”. Es inevitable pensar en el verso de Salinas, que es más camaleónico de lo que parece.
El hijo de Josep Serrat y María Ángeles Teresa está vestido de negro. Nos recibe con una sonrisa y con afabilidad. Hace ya 75 años que nació, el 27 de diciembre de 1943, en Poble Sec, un barrio obrero de Barcelona.
A sus espaldas registra una larga lista de éxitos y desde 1965 son muchas las generaciones que le aclaman y cantan sus versos entre democracias y dictaduras, en plazas, teatros y auditorios, en los que a lo largo de 54 años ha dejado su huella. Es un catalán universal y símbolo vivo de la nova canço. Un amante eterno del Barcelona, más de lo que el público sospecha. Es, también, un “latinoamericano de Barcelona”, guiño que le sirve para expresar su amor perenne por América Latina, a la que viajó por primera vez en 1969.
Ese idilio con América Latina, a la que a veces invoca simplemente como América, se evidencia cuando se refiere a ella con ese “nosotros” que le compromete, que lo involucra, que lo hace partícipe de las luces y las tragedias que se han vislumbrado a lo largo de la existencia del subcontinente.
La gira que lo ha llevado desde el 22 de abril de 2018 por buena parte de la geografía española y latinoamericana y que comenzó en Roquetas de Mar, en Almería, se denomina “Mediterráneo Da Capo”. Incluye a uno de sus discos más emblemáticos, el cual apareció en 1971 con las canciones Aquellas pequeñas cosas, La mujer que yo quiero, Pueblo blanco, Mediterráneo, Tío Alberto, Qué va a ser de ti, Lucía, Vagabundear, Barquito de papel y Vencidos. Todas las letras son de él, excepto la última, que es del poeta León Felipe.
“Da Capo” alude a un volver al principio, como un homenaje a canciones que han tocado el corazón de sus miles de seguidores en el ámbito hispanoamericano y que hoy se cantan con la misma pasión que hace 48 años.El compositor, poeta y cantante lleva más de medio siglo en los escenarios y tiene un público fiel que lo espera siempre con los brazos abiertos. (Foto: Interamericana de Producciones).
Una muestra de lo afirmado fue su presentación en la noche del 14 de febrero en el Palacio de Bellas Artes. Bastó que saliera al escenario para que el público mexicano cayera rendido a sus pies. Entre el artista y sus seguidores hay un verdadero amor incondicional.
La cita con los costarricenses será el 15 y 16 de marzo en el Teatro Melico Salazar, con funciones a cargo de Interamericana de Producciones. Antes, el 14, Serrat participará en un coloquio en la Universidad de Costa Rica (UCR), como parte de la lección inaugural 2019.
En la conversación que mantuvo con UNIVERSIDAD, Serrat recuerda y reivindica el valor de la calle como espacio en el que se desarrolló su infancia y en el que aprendió la mayor parte de las cosas que luego nutrirían su poesías y sus canciones. Poeta Cabanyes se llamaba la suya. Por eso no ha perdido ese gusto por ver pasar a las gentes e imaginarles historias, como dijo alguna vez.
De su más de medio siglo en el escenario; de sus orígenes en Poble Sec; de lo que hoy es América Latina y la migración que no cesa y de ese sentido de pertenencia a Nuestra América, como la llamó José Martí, donde le veneran; de sus principios inquebrantables; de la fragmentación de Cataluña por el fallido proceso de independencia; de Antonio Machado y los poetas que lo inspiraron para musicalizarlos y de su vuelta a nuestro país habló en la entrevista exclusiva con UNIVERSIDAD, de la que les presentamos un extracto.
Hay una canción suya que anda dando vueltas desde muchos años (1981) y que dice que hoy puede ser un gran día. ¿Siempre puede ser un gran día, don Joan Manuel Serrat?
–Es una propuesta. No, siempre nada; nunca hay nada. Yo creo que siempre podría ser. Realmente uno es uno y su circunstancia, como dijo el maestro Ortega y Gasset. Uno lo que sí que puede es enfrentar la vida con el propósito de hacer el día mejor que lo que fue el anterior. O, como mínimo, el mantener, de alguna manera, los beneficios colectivos que nos proporcionó el día. Puede ser. En uno está el poder resolver las cosas. ¿No le parece? Es decir, no hay que esperar nunca que piensen los demás por nosotros. Que actúen los demás por nosotros. Tenemos que pensar nosotros y actuar nosotros.
Un gran cronista dijo: “Tomen nota los historiadores: el autor de la segunda conquista de América es un catalán que dispara canciones. Un conquistador conquistado: estos sonidos, estos colores, vienen pero van, van pero vienen”. ¿Extraña a Eduardo Galeano, quien dijo esto de usted? (La declaración se la dio Galeano a Margarita Riviére, página 255, para el libro Serrat y su época, biografía de una generación, editorial Aguilar, 1998).
–Desconocía que Eduardo había dicho esto. Sí, lo extraño mucho. Pero bueno, a estas alturas del partido extraño a mucha gente. Lamentablemente, el tiempo es efímero y quizá estas extrañezas que sentimos nos deben ayudar a que usemos el tiempo lo mejor posible, con la conciencia de que es efímero y de que todo lo que nos rodea es circunstancial y de que todo lo que nos rodea es aproximado. Eduardo fue un extraordinario amigo, generoso, divertido, y por encima de cualquier cosa un hombre de su tiempo. Fue un hombre valiente, un hombre que enfrentó las circunstancias que la vida le puso delante y lo hizo hasta el final. Es muy difícil no echarlo de menos, tenemos una gran ventaja con él y es que a pesar de, y no quiero ser literario con esto, nos queda su obra, y su obra sigue siendo un gran referente.
Una vez le aseguró a Joan Manuel Escrihuela, uno de sus biógrafos: “Nunca he intentado ser trascendental, sino simplemente hacer canciones, y hacerlas lo mejor y más dignas posibles”. ¿Esta declaración de principios resume la esencia de lo que fue, es y será Joan Manuel Serrat?
–Sí, yo estoy en ello. Mire que la vida es una combustión y por tanto un cambio. Desgraciado de aquel que mantiene que sigue siendo el mismo que era hace cincuenta años. No se dio cuenta de que envejeció, entre otras cosas. Pero en esto que dice usted sí, porque no tengo tampoco argumentos para buscar esta trascendentalidad. Yo me dedico a escribir canciones y hacerlas lo mejor posible, y a estar de acuerdo con ellas y a aplicar en ellas todo lo que tanto personal como profesionalmente la vida ha puesto a mi alcance.
Pero le han salido muy bien, porque se siguen cantando desde hace 50 años.
–Seamos francos, uno podría hacer una limpia de sus canciones y sin muchas de ellas mi argumentario artístico seguiría siendo el mismo. Podría hacer una gran limpia.
La gira “Mediterráneo Da Capo” arrancó en Roquetas de Mar, en Almería, con las entradas agotadas el 22 de abril de 2018 y prosigue esta noche en el Palacio de Bellas Artes. ¿La música y el escenario le dan una energía especial?
–Sí, sí. Es un energizante extraordinario el poder situarte en un escenario y compartir con la gente o con las personas que voluntariamente han acudido a eso, a compartir estas canciones. Ahí hay una energía de ida y vuelta que nutre al individuo. Es realmente un estímulo extraordinario. Sin que se produjera este estímulo sería muy duro hacer un concierto de dos horas, ¿me entiende? Yo no entiendo tampoco mi oficio, el oficio de escribir y de cantar, si no existe un receptor de lo que escribo y lo que canto. No me bastaría si la cosa fuera, como diría con el debido respeto, más onanista.
Ha expresado en diferentes momentos que se siente más latinoamericano que europeísta.
–No, no. Me siento latinoamericano de Barcelona. (Risas)
En ese sentido, ¿cómo percibe nuestra América Latina actualmente?
–Siempre la he percibido con preocupación. Seguramente una preocupación como resultado del amor. Es decir, la he percibido con preocupación y con amor. Y una cosa es resultado de la otra. Creo. (Exhala, hace una pausa). Cada momento que me ha tocado vivir ha sido distinto en cuanto, evidentemente, han ocurrido cosas distintas, no por eso menos preocupantes, menos trágicas, pero al tiempo también en muchos sentidos más ilusionantes. En estos momentos, porque podríamos ir revisando épocas, recuerdo que fue a finales de los sesenta que yo hice mi primer viaje a América, para no volver nunca, para quedarme aunque sea de idas y venidas. Desde entonces, hasta ahora, han discurrido cincuenta años. Desde entonces, he visto cambiar regímenes. He visto nacer revoluciones. He visto represiones terribles. He visto asesinatos, guerras, persecuciones políticas, persecuciones raciales, incluso persecuciones religiosas. He visto, realmente, lo que en esta América ha ocurrido.
Hoy vivimos una época especialmente comprometida con algo que hemos tenido siempre. Y ya refiriéndome a la zona más concreta de lo que es Centroamérica y lo que es la migración, el problema migratorio en estos momentos no es que sea, digamos, mayor o menor. El drama de la migración lo hemos tenido siempre, pero quizá en estos momentos sea de una forma más contundente. Es decir, es muy importante que esta migración que se hace especialmente notoria en el triángulo de El Salvador, Honduras y Guatemala ha sido capaz de organizarse en un tren de la libertad, que camina a cara descubierta y mostrándole al mundo este drama que Centroamérica ha vivido desde hace muchísimos años.
Una Centroamérica que ha sido brutalmente maltratada con guerras terribles en Guatemala, El Salvador y Nicaragua ahora está caminando, tratando de encontrar un lugar donde meter la vida. Y más que una migración, yo estaría hablando de una huida, de una huida de gente, una huida de la violencia, una huida de la pobreza y una huida de la incertidumbre política que se vive en estos momentos de una forma muy notable.
Si uno ve los últimos cuarenta, cincuenta años, el rigor con que ha sido tratada esta Centroamérica, la Centroamérica más hacia el norte, exceptuando siempre a Costa Rica y de alguna manera a Panamá, aunque a Panamá le ha tocado también sufrir lo suyo, ve cuánto maltrato se ha dado en este territorio.
En ese sentido, por todo lo que se está viviendo, España debería acercarse más a América del Sur y a Centroamérica?
–España debería tener un comportamiento hacia América en general más rotundo, mucho más decidido, y que este puente histórico pudiera reforzarse de muchas maneras. Pero España, en estos momentos, tiene tantos problemas con ella misma que no sé si alcanza a esto. Pienso que primero debería alcanzar para que en general los gobiernos sucesivos tuvieran un mayor conocimiento de lo que es América, de lo que ocurre en América y también de lo que ha ocurrido en los siglos pasados, porque la gente en España no tiene demasiado conocimiento de lo que ha sido realmente la historia en los últimos cinco siglos, porque tampoco en la escuela han tenido ningún interés en explicarla. En eso no han sido muy diferentes las escuelas republicanas de América, las que tampoco han tenido mucho interés en explicar realmente cómo se llegó a las repúblicas americanas y qué han hecho estas repúblicas americanas a lo largo de estos últimos dos siglos. El desinterés es mutuo y cada quien busca cómo taparse sus vergüenzas lo mejor que puede. Pero sí, España y Latinoamérica, sin duda alguna, deberían tener una relación fraterna, como fraterno son muchas de las cosas que en común tenemos, entre ellos el idioma, parte de nuestra cultura y muchas otras cosas. De hecho, el criollaje no es otra cosa que una prolongación española en América.
En este México en el que estamos conversando hoy, donde usted vivió su exilio de once meses, el Presidente Manuel López Obrador ha afirmado que su gobierno apuesta por una visión social, por incluir a los más pobres, a los que usted tantas veces ha evocado en sus canciones. ¿México le da esperanzas?
–Mire, que el Presidente de Morena (Movimiento Regeneración Nacional) y antes del PRD (Partido de la Revolución Democrática) y hoy Presidente de la República, hable con estas palabras, le compromete a tener sin duda alguna una actuación coherente con esas palabras y coherente con lo que ha sido su mensaje, y con lo que formaba parte del PRD desde que fue alcalde de esta ciudad, y desde que fue candidato en otras ocasiones a la presidencia, incluso candidato con posibilidades de haber sido ya presidente.
Sin duda prefiero su lenguaje. Su lenguaje es más esperanzador que el lenguaje de otros presidentes. En esa confianza estamos, no solo yo, sino los millones de mexicanos que lo han votado y los millones de mexicanos que lo acompañan en el camino.
Actualmente López Obrador parece un roquero. A donde llega, la gente quiere hacerse fotos con él.
–Sí. (Asiente) (Sonríe).
Ha dicho que le gusta la calle, pararse en ella, ver pasar a las gentes e imaginarles historias: ¿se ha dado cuenta de que con esa actitud y el eco reflejado en sus canciones se ha convertido en un cronista social por excelencia?
–Yo soy (risas), no quise decir nacido en la calle, porque no es verdad. Nací en una casa trabajadora, pero mi vida, mi infancia, creció entre mi casa, mi escuela y, sobre todo, mi calle; o no, sobre todo no, y mi calle. O sea, yo viví en la calle, crecí en la calle, me eduqué en buena parte entre mis vecinos, entre la gente del barrio. Por tanto, yo descubrí la mayor parte de las cosas en la calle, y aún creo que la calle sigue siendo uno de los lugares a los que hay que prestarle más atención, sin olvidar, ya le digo, las otras dos partes: para mí fueron mi familia y mi escuela, que sigue siendo el conocimiento, que sigue siendo los libros, los maestros, lo que el pensamiento es capaz de dar y enriquecer a una persona.
En 1965 cantó por primera vez en radio Barcelona y llegó a conducir en Radio Nacional de España Días de Radio, que luego se llamaría La Radio con Botas. En ese sentido, ¿qué ha significado la radio para usted?
–Todos tenemos un medio de comunicación que nos es más nuestro, para unos será la prensa, para otros será hoy la televisión, e incluso Internet. Para mí sigue siendo la radio.
La radio que se ha mantenido bien en tiempos de Internet.
–Creo que Internet le ha venido muy bien a la radio. Y la radio es capaz de prolongarse en Internet; pero ya no es la radio exactamente, es una partida a tres manos, en la que hay imagen, sonido, transmisión personal e intercomunicación directa.
Hace cincuenta años decidió cantar en castellano y en aquel momento lo criticaron mucho. ¿Qué trascendencia ha tenido esa decisión para su carrera y su vida?
–A uno lo critican siempre aquellos que no están de acuerdo con lo que uno hace y no hay que darle mayor importancia. Lo que ocurre es que a veces no solo representa otra manera de pensar, sino que significa represión, censura; o sea, esta crítica puede prolongarse en que lo que tú haces no aparezca en determinados medios, en que lo que haces no tenga una difusión como podrías tener si no hicieras aquello que no les gusta a otros.
La crítica es maravillosa. El uso de la censura por parte del poder, que viene a ser la crítica del poder, realmente es deplorable; pero que lo que hagas esté sujeto a la opinión de los demás es lo más natural del mundo, y que los demás puedan tener una opinión distinta a la tuya, me parece muy correcto. Lo que no sería correcto sería que uno se dejara manejar por la crítica y acomodara lo que hace a lo que piensan los demás.
Y por eso usted simplemente dijo: quiero cantar en castellano y lo hizo.
–Bueno, me sobrepuse a los inconvenientes. Primero tuve problemas por cantar en catalán. Después he tenido problemas por cantar en castellano. En estos momentos vuelvo a tener serios problemas por tener un planteamiento respecto a Cataluña distinto al oficial, distinto al oficial del gobierno de Cataluña, si se le puede llamar gobierno.
Igual, nunca ha tenido reparos para expresar lo que piensa y siente, y en este caso tampoco.
–¿Qué voy a hacer? Siempre dije que yo prefiero vivir con miedo, con angustia, que vivir con vergüenza.
Actualmente, se está desarrollando el juicio del ‘procés’. ¿Qué salida le ve a estos juicios y a lo de Cataluña?
–No, yo salida no. Yo he visto lo que ha ocurrido en la entrada y el posesionamiento que se ha tomado. Personalmente estoy en profundo desacuerdo con el ‘procés’. Primero porque vende humo; o sea, el ‘procés’ está basado en que la independencia de Cataluña es posible e incluso de que es posible llegar a ella unilateralmente, lo cual es una locura. Todo esto se ha creado a través de mentiras, de una historia llena de embustes, llena de mitos. Pero como usted ve, la independencia es como tratar de resolverle a la gente sus problemas a partir de fantasías.
O sea, se plantea una independencia en la que la futura República catalana no tiene una estructura económica para poder existir. El empresariado en Cataluña se va. No tiene un soporte europeo. Europa prescinde absolutamente de Cataluña. Ningún gobierno de Europa ha reconocido o da por hecho el futuro reconocimiento a la República. Nadie. Es un limbo; y, por tanto, yo no es que esté en desacuerdo con el derecho de los ciudadanos de un país, del cual formo parte, a decidir. Lo que pasa es que yo no quiero el desastre. No sé, podríamos estar hablando mucho rato de esto, pero prefiero ser más concreto en lo que usted me pueda preguntar, no quiero hacer aquí un manifiesto, pero creo que el ‘procés’ ha sido muy perjudicial para Cataluña. Digo ha sido porque mantiene a Cataluña dividida en dos grupos, en dos mitades que se desconocen, que no se hablan, que no se escuchan y realmente va a ser muy difícil recuperar la confianza de unos con otros, y va a llevarnos mucho tiempo para que esto ocurra. Lo cual ha sido un retroceso terrible de un país como Cataluña, que tenía una convivencia fantástica; es decir, los promotores de toda esta fantasía tendrán mucho que responder ante la historia.
Y ahora se están desarrollando los juicios del ‘procés’ que van a venir a agravar todo.
–Claro. Los políticos creo que han sido responsables y víctimas de todo este planteamiento de una Cataluña inexistente e ideal. Y a pesar de que yo nunca estuve a favor de que ingresaran a la cárcel, pensaba, y sigo pensando, que si había que abrirles algún proceso había que ser, primero, muy cuidadoso en sus culpas y, también, muy cuidadoso en cuanto a su privación de libertad, porque a ninguno de los que están en estos momentos presos se les ocurrió salir corriendo. Otros son los que han salido y están fuera, pero los que están aquí, a mi modo de ver, no debieron estar encarcelados y había que esperar el proceso que fuera, si es que había lugar al proceso.
En 1969 musicalizó poemas de Antonio Machado. ¿Sigue siendo Machado uno de sus poetas preferidos?
–Sííí. Bueno, pero yo musicalicé a Machado no porque fuera mi poeta preferido, como a Hernández (Miguel), aunque son dos poetas que he leído bastante y que me gustan muchísimo. Pero claro, la lista de preferidos yo no la reduciría a ellos. Lo que ocurre es que con ellos trabajé con sus poemas y fantaseé con respecto a las canciones que podrían ser aquellos versos. Fueron unos trabajos muy agradables de hacer y la verdad es que siguen muy vivos en el imaginario popular como canciones.
También musicalizó a León Felipe, Alberti, Joan Salvat Papasseit y Benedetti, entre otros.
–A León Felipe solo un poema. (“Vencidos”, en el que evoca a la figura de don Quijote). De Salvat Papasseit fue un disco con sus poemas. De hecho, hay poetas muy cercanos a la canción como Miguel Hernández, que incluso hizo poemas con estructuras de canciones, y otros que no. Hay otro tipo de poesía que dista mucho de estar cercana a la canción. No creo que ni uno ni otros, se considerarían más o menos poetas.
Cantó Cambalache, el tango de Enrique Santos Discépolo. ¿Sigue siendo este tango tan preclaro y demoledor como ayer?
–He cantado varios tangos. Lo que pasa es que amo el tango y el tango ha dado grandes canciones y grandes autores. Por eso tengo una gran relación desde mi niñez con tipos de cantos que son específicos y que yo he venido cantando desde niño. La copla, el tango, el bolero. Para mí son formas muy cercanas y algunas de ellas no solo musicalmente, sino literariamente, extraordinariamente valiosas.
La gira se llama Mediterráneo.
–Mediterráneo Da Capo, que quiere decir volver a aquellas canciones. Volver al principio. Lo he hecho, sencillamente, y con todo el respeto, porque quise. Y por otra parte, venía dado por gratitud a estas canciones que durante estos 48 años han sido canciones que se han mantenido muy vigentes, y no solo en mí y en mis conciertos, sino en la gente y en su imaginario y en su cotidianidad.
Y del Mediterráneo qué nos dice.
–Usted me pregunta en qué circunstancias estamos en el Mediterráneo hoy. Pues no son política y socialmente muy halagüeñas, primero porque es el mar más contaminado por la mano del hombre. Aquel mar pequeñito y culturalmente tan importante es el mar que tiene la mayor contaminación. Es la frontera del mundo donde muere más gente al día. Y volvemos a los migrantes, porque la migración es un fenómeno que ha salido mucho a los medios porque es muy dramática, porque no ha sido una migración de goteos, sino una migración de masas, que se ha producido en Centroamérica, que se produce en el Mediterráneo a causa de las guerras en Oriente Medio, en Egipto, en Irak, en Siria, en Libia, y que provocan la salida de gente tratando de poner a salvo la vida, la familia y lo poco que tengan.
Las migraciones también se producen en Asia, en Birmania, los rohingyas han sido un símbolo de migración y sufrimiento y de muerte también en estos últimos años. Bueno, pues así están las cosas en el mundo y en el Mediterráneo, y porque no rascamos más.
Volverá a la Universidad de Costa Rica 43 años después de que tocó por primera vez en el Centro de Recreación. Fue un miércoles 26 y un jueves 27 de noviembre de 1975.
Y esta vez en el auditorio lo esperarán varias generaciones. ¿Qué representa ello para usted?
–Bueno, nos veremos y creo que será un encuentro muy agradable. Va a ser muy emocionante, porque tengo la memoria de aquellos encuentros y la memoria de aquel tiempo. A Costa Rica fui por primera vez en el 71, no, fue en el 1973. Y veré cómo ha crecido la gente. Veré cómo es eso de pasar de alumnos a profesores y de jóvenes a adultos. A ver cómo los encuentro. (Risas).
–No me he enterado. ¿Cuándo fue eso?
Hace tan solo dos días.
–Nunca se las tenían que haber dado. Y hace muchos años que se las debieron haber retirado, no entiendo por qué han esperado tanto.
A propósito del Barcelona, le hizo una canción a Ladislao Kubala e incluso jugó con él en el equipo de veteranos. ¿Cómo era usted como futbolista?
–Malo. Peor que ellos, pero bueno tuve la fortuna de poder jugar con él y de poder tener una amistad con él, a pesar de que nos separaban bastantes años. Pero bueno, nos llevábamos muy bien. Él era bastante niño, en el mejor sentido de la palabra, seguramente porque fue una persona de una gran bondad.
Usted que tanto quiere a Argentina y que tanto lo quieren en Argentina, ¿imaginó que desde ahí le iban a enviar un joven llamado Lionel Messi?
–Yo lo vi jugar desde muy chiquito a Lionel. Lo vi jugar en las inferiores. Porque yo a veces veo los partidos de las inferiores. Y en las inferiores ya era realmente una gran figura. De él se esperaba absolutamente todo. Cuando debutó, marcó. Salía como un jugador que había generado todas las expectativas. Y la verdad es que en estos 15 años no solo es un jugador extraordinario, sino que es un jugador muy honrado en el campo. Es un hombre que jamás exagera un golpe. Que jamás finge y en absoluto es conflictivo. Yo creo que es un ejemplo de lo que debe ser un deportista.
Hablando de amistad, hoy que es el día de la amistad y el amor, ¿qué representa la amistad para usted?
–Mire, sin amar y sin que te amen, la vida tendría un sentido, pero yo no sé cuál sería,
y dudo mucho de que me interesara.
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