Joan Manuel Serrat, un argentino nacido en Barcelona
Empezó cantando en catalán, que era un idioma prohibido por el franquismo.
A partir de 1968, la lengua de sus canciones pasó a ser el castellano.
Se terminó convirtiendo en un emblema hispanoamericano de la canción de autor.
28/03/2021 - 00:00hs
Alejandro Romay no estaba convencido. No le gustaba que tuviera el pelo largo, y las patillas gruesas: lucía muy desaliñado. El empresario Alfredo Capalbo le insistía en que no se arrepentiría, que quedaría tan embelesado como todo aquel que lo escucha por primera vez. El director del Canal 9 accedió; y, esa tarde de otoño de 1969, Joan Manuel Serrat actuó por primera vez en nuestro país, en el programa Sábado de la bondad.
Joan Manuel Serrat tuvo una relación sentimental con una integrante de Montoneros. Nunca quiso grabar el tema ni dejar trascender el nombre de la mujer; pero el tema allí está, dando vueltas en las redes sociales: La montonera. “Ese tema tiene sus leyendas. Lo escribí, sin dar a conocer de quién se trataba, para una muchacha de 20, 22 años, que murió en las cárceles de la dictadura. No he dicho nunca el nombre y no lo haré ahora, porque representa a todas las mujeres asesinadas.
No solo es una muchacha que muere. Es una muchacha que muere por una idea, por un pensamiento tan fuerte que, a pesar de no sentir admiración por quien la dirige, ella sigue peleando. Por eso, quise aclarar la situación retomando el Cantar del mío Cid, que dice: Qué buen vasallo sería si tuviera buen señor”, recuerda. Es todo lo que quiso decir sobre esta canción, que fue conocida por un disco simple editado clandestinamente en México por la organización guerrillera, en base a una grabación en vivo hecha en Cuba.
Desde un primer momento hizo suya la lucha de los organismos de derechos humanos de nuestro país y de toda Latinoamérica. Cuando Adolfo Pérez Esquivel estaba preso, Serrat, en cada una de sus visitas al país, iba a verlo para darle el abrazo de su solidaridad. Maneras de mantener viva esa “utopía” –a la que dedicaría un disco- y sin la cual nos desmigajamos, encerrándonos en células egoístas y depredadoras.
En España, el franquismo le había querido cortar las alas; en Latinoamérica había encontrado su nueva casa. ¿Cómo no iba a tener una conexión profunda con los latinoamericanos, si siempre se sintió del Poble Sec y más latinoamericano que europeísta? “Me siento más unido a Latinoamérica por el afecto, la cultura y la profesión. Estoy más cerca de un argentino que de uno de Montpellier”, afirmó en una ocasión.
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