Serrat y Miguel Hernández, poemas entre luces y sombras
El cantautor presentará su segundo disco, basado en el poemario del escritor, en Bilbao y Donostia
andrés portero - Domingo, 28 de Febrero de 2010
Bilbao
SOn muchos más conocidas Cantares y La saeta que El niño yuntero, Menos tu vientre y Nanas de la cebolla. Las primeras son canciones creadas por Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) a partir de los versos de Machado. Las segundas, de Miguel Hernández, de quien sí convirtió en éxito Para la libertad.
Esta semana, con motivo del centenario del nacimiento del poeta Miguel Hernández, Serrat publica Hijo de la luz y de la sombra (Sony Music), disco y Dvd en los que el autor de Mediterráneo regresa al poemario del poeta cabrero y represaliado por el franquismo. Lo presentará en Euskadi el 8 de mayo, en el Euskalduna, en Bilbao, y un día después, en el Kursaal donostiarra. Las entradas están ya a la venta para estos conciertos monográficos sobre la obra de Hernández.
"Sin usar fórceps ni urgencias". Así ha parido Serrat esta segunda incursión de su discografía en la obra de Hernández tras aquella iniciática que tuvo lugar en 1972, a la que complementa e, incluso, supera. "Son 13 canciones que funcionan como una prolongación de aquel disco y también como un complemento", explica el catalán, que ha aprovechado el centenario del nacimiento del poeta para ofrecerle este homenaje explícito. "Como buen amigo que soy de él, me sentía en la obligación de celebrarlo desde los escenarios", asegura con sorna.
La otra razón que "me ha empujado, la más importante y que convenció de la validez del proyecto" es "la intemporalidad" de su poesía, afirma. "La vigencia de sus versos sigue ahí, más allá del lugar y el tiempo en el que vieron la luz y de su contexto, sonando tan sólidos y frescos como si hubieran sido escritos ayer y aquí", asegura Serrat, que desea que este álbum ayude a acercar al público la poesía de Hernández. "A mi entender, es uno de nuestros poetas contemporáneos fundamentales. Busco que la gente, más allá de las canciones, encuentre en los libros el alma del poeta", apostilla.
Hijo de la luz y de la sombra nace con unos mimbres difícilmente mejorables. La poesía encendida - de amor, solidaridad, rebelión, esperanza, lucha…- de uno de los grandes, y un rosario de colaboradores que da peso a un disco que se eleva majestuoso sobre el anterior trabajo publicado por Serrat, conjuntamente con Joaquín Sabina, para documentar su gira compartida y que, visto hoy, con el disco nuevo sonando en los oídos, no pasa de ser un mero divertimento.
Colaboradores como el arreglista y productor Joan Albert Amargós, el pianista Ricard Miralles, el percusionista Luis Dulzaides, el armonicista Antonio Serrano, la voz de Miguel Poveda y un coro excelso que pone el contrapunto a épicos o elegíacos arreglos orquestados.
rescate Treinta y ocho años después de su primer acercamiento a Miguel Hernández, limitado por la prohibición franquista, Serrat ha dispuesto de sus obras completas para grabar este disco, que "busca versos hasta en los rincones más escondidos" de su obra. Y se nota, ya que rescata poemas de adolescencia, formación y tanteo; de tránsito, experimentación y plenitud; y de repliegue, depuración y balance, según el escritor y profesor Agustín Sánchez Vidal.
Esa búsqueda se traduce en adaptaciones de vividos poemas de amor, como Sólo quien ama vuela o Tus cartas son un vino, marcadas por la sencillez y la ingenuidad del novio primerizo; crónicas del desencanto, explicitadas en Las desiertas abarcas, en el que recuerda la pobreza de su niñez y la brutal El hambre ("jornal al precio de la sangre cobrada, con yugos en el alma, con golpes en el lomo"). Y la defensa de los ideales y de la lucha solidaria en poemas como Canción del esposo soldado ("es preciso matar para seguir viviendo… para el hijo será la paz que estoy forjando"), uno de aquellos dedicado a los soldados internacionalistas que lucharon en la guerra civil española y Si me matan bueno ("y si vivo, mejor").
Musicalmente, tamaña aventura ya habría merecido la pena por escuchar la canción que titula el álbum, que exhala los efluvios de la obra magna, esa en la que confluyen armónicamente texto, música y melodía. El resto del repertorio se reparte entre guiños aflamencados, alguna deuda con el mundo de la copla y el tango heterodoxo, incursiones de ritmos afrolatinos y baladas desnudas al piano, como El mundo de los demás. El disco se editó el 23-F. Serrat dice que fue una casualidad. Sea cierto o no, supone la constatación de la victoria de la luz sobre las sombras
Información e imagen http://www.deia.com/
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