Amadísima hija del honorable creador
Para aportar ternura, comenzaré el texto con un fragmento de una grandiosa canción de Joan Manuel Serrat muy didáctica ella.
… … …
Tú a dibujar
el campo y la flor,
tú haces de viento
dales movimiento
y tú les das color.
Tú abrasa los montes,
tú el cielo a clarear,
y tú conmigo,
que hay que EMPEZAR
UN DÍA MÁS.
Vamos p´alante
que empujan atrás.
Y póngase calcetines, señora mía,
para poder dibujar un nuevo día.
Todo está listo: el aire, el sol y el barro
Pero si falta Vd. no habrá milagro.”
Ahora protestas porque te han suspendido y fabricas un cimiento más de tus tragedias personales, para caminar entre violencias, sueños y frustraciones. Acepto que es una opción vital que toman, y han tomado muchas personas a lo largo de la historia de la humanidad.
Pero tú tienes capacidades como artista o lo que tus sueños te propongan que seas. Tienes la posibilidad, en tus neuronas y en tus manos, de abrir caminos creativos, cuando no te pesan las culpabilidades por haber usado tus tiempos de crecimientos académicos, en actividades relacionadas con tus crecimientos afectivos y sociales, más allá de los límites. Tienes capacidades para desarrollar con eficacia, lo que te propongas investigar.
Sudan frustración tus palabras cuando afirmas: “me han suspendido” y no soportas la mirada inquisitiva de un padre que te obliga a enfrentarte a la verdad íntima. Se te despiertan todos los monstruos en tu interior al comprobar que una vez más no has dado la talla que de ti se espera.
Ha sido un curso muy duro.
Has tenido pretextos suficientes para generar cimientos en los que construir una gran tragedia vital: Se te ha muerto tu abuela; has sentido el desprecio absoluto, de quienes tú te considerabas amiga leal, y suponías que los sentimientos eran recíprocos; El que tú considerabas el amor de tu vida, se te ha caído del pedestal a los infiernos; no entiendes a tus profesores, a juzgar por los resultados, entre los ruidos envolventes; el tiempo se te escurre en las teclas del ordenador para jugar, investigar, chatear… sabes que no has descansado cada noche las horas necesarias, sabes que comenzabas las jornadas con las facultades mermadas. Lo sabes. Sabes que te has suspendido, tú. Sabes que tú eres la única responsable, cuando se te ha otorgado libertad para usar los tiempos, para liberar tus batallas en tu integración social y has decidido suspenderte en el desarrollo académico que la sociedad te impone.
La sociedad no espera en su ritmo vertiginoso. Si cabalgas y avanzas en el torrente del conocimiento y alimentas tu sabiduría, alcanzarás la responsabilidad y el profundo placer de saberte y sentirte artista. Si no, patalearás como tantos, en la cuneta. La sociedad necesita cerebros y corazones como el tuyo. Necesita tu capacidad para observar, sentir, pensar y expresar todo lo que almacenes, sólo te queda hacer el esfuerzo y priorizar a la hora de usar los tiempos. El íntimo deber cumplido se transforma en catapulta hacia la satisfacción para engorde de la autoestima.
Uno de la muga
Información http://www.eldigitaldemadrid.es/
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