miércoles, febrero 23, 2011

Hijo de la luz y de la sombra


Hijo de la luz y de la sombra

Perseguido y exilado por no callar, Serrat representa posiblemente lo más fresco de la poesía musicalizada de nuestro idioma.

miércoles 23 de febrero de 2011

Virgilio Álvarez Aragón


A diferencia de los nicaragüenses, que a cada vuelta de la esquina aparece un poeta que hace gala de métrica y rima, en Guatemala, posiblemente porque desde hace ya decenas de años todo es mercado, consumo, mercancía y búsqueda desesperada por el beneficio personal inmediato, la poesía la hemos dejado a leguas. Apenas ahora algunos aventureros editores se animan a publicar poemarios, sabedores de que no recuperarán costos, pero que podrán poner en vitrina palabras nuestras para que algunos, poco a poco, se animen a revisarlas y así no se las coman todas la polilla del olvido.

Los chapines apenas si silbamos, y tal vez por eso la marimba, sus intérpretes populares y sus auditorios populares se resisten a desaparecer. Ese instrumento y su música, ladina, pobre y abandonada, posiblemente resisten los embates del consumismo porque las frases musicales no expresan más que sonido y ritmo, pues el guatemalteco calla siempre, no vaya a suceder que al decir algo resulte incómodo al oído del vecino que, con poder, le acuse de subversivo o, lo más común ahora, de marero o afeminado y lo ametrallen en una esquina por menos de cien quetzales.

El monopolio nacional de las bebidas alcohólicas ha decidido invertir en apoyar la venida de artistas internacionales de calidad inigualable, aunque, evidente y lamentablemente, a precios inalcanzables para la clase media baja que es la que más puede consumir estos espectáculos. Uno de ellos es Joan Manuel Serrat, quien qué sabe porque artificio, logro el patrocinio de estos empresarios, trayéndonos para hoy miércoles –esperamos- su nueva zafra de canciones con las que de nuevo musicaliza al poeta español Miguel Hernández, y que este sábado presentó gratuitamente en el campus de la UNAM, donde sus autoridades le otorgaron la medalla 100 años. Perseguido y exilado por no callar, Serrat representa posiblemente lo más fresco y representativo de la poesía musicalizada de nuestro idioma. Con sus más de sesenta años y con la voz ya no tan lozana como antes, este catalán ha sabido dar sentido a las palabras, musicalizando en 1972 algunos versos del poeta-pastor-comunista-mártir, como lo había hecho tres años antes con poemas del también republicano Antonio Machado. Irreverentemente lúcido y preciosista en sus poemas-canciones, Serrat sufrió la censura en canciones tan simples como La fiesta o su Muchacha típica, a la que le obligaron a cercenar toda una estrofa porque hacía mención al 14 de abril, fecha de constitución de la Segunda República española, esa por la que Miguel Hernández perdió familia y sufrió cárcel hasta morir de tuberculosis.

Serrat como Hernández sabe como pocos hablar del amor, pero también de la memoria y los recuerdos: Canción Infantil (1974) o Mi niñez (1974) son joyas que nos llevan a recordar el pasado y pensar, al mismo tiempo, que todo está listo ya: el agua, el sol y el barro/pero si falta Ud. no habrá milagro.

El Nano nos trae ahora poemas posiblemente más difíciles de musicalizar del pastor poeta, quien como el aquí olvidado Otto René Castillo, murió también en un mes de marzo, ambos a la edad de 31 años. Y aunque ahora vivimos tiempos de paz, en este país de la eterna mercantilización y del control ideológico puede que poemas dulces y duros como Las abarcas desiertas o El hambre resulten tan subversivos como Vamos patria a caminar o La ternura en tus manos del quezalteco, a quien luego de cortarle el rostro, los ojos y la lengua con hoja de afeitar lo quemaron, muy posiblemente el 23 de marzo del 67. Para dicha de las letras hispanas Hernández encontró en Serrat su divulgador más genuino y profundo, su poesía recorre el mundo en la voz del cantor poeta. Para tristeza de nosotros, aunque Fernando López hizo bellezas con poemas de Castillo aquí ni a uno ni otro forman parte de nuestros artistas cotidianos.

Serrat, en tránsito con sus Versos en la boca, nos trae a todos su Mediterráneo, más que seguro que El sur también existe, puesto todos somos Bienaventurados, porque al final de cuentas, ¡Cada loco con su tema!.




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