domingo, febrero 06, 2011

Serrat Sigue haciendo camino al andar


Serrat Sigue haciendo camino al andar

6 de febrero de 2011

Ciudad de México.- Debo confesarte que hacía mucho tiempo no disfrutaba a Serrat en vivo. Cómo han pasado los años y cómo han cambiado las cosas. De aquellas grandes orquestas que lo acompañaban en Bellas Artes o aquí mismo, en el Auditorio Nacional, hoy basta con un sexteto de músicos y un doble teclado que sintetiza la dotación instrumental.

Pero, se oye espléndido. Van por nota, sin posibilidad alguna de equivocarse. Y la gente goza la música lo mismo que las letras -pura poesía pura-y el arte interpretativo de este trovador catalán que sigue adueñándose del escenario como desde siempre; como desde la primera vez que llegó a América y se instaló en Brasil, lejos del franquismo que condenaba sus ideas de libertad y sus quereres con Miguel Hernández y García Lorca.

Qué bueno que te la pasaste súper. Tú también tenías ganas de verlo como el resto de la clientela que le llenó las 9 mil 999 butacas restantes. Recalcitrantes fans de Joan Manuel, todos, que esperaban ávidos les cantara las "clásicas", como Cantares, precisamente, que fue con la que se despidió, o mejor dicho, con la que hizo como que se iba para que el público le pidiera más y lo hiciera volver a escena, arropado en aplausos, en afecto, en admiración plena. Hasta le gritaban "te queremos".

* Hijo de la luz

Fue, la del viernes, una noche más de triunfo para Joan Manuel Serrat, quien cumple sus galas en México en el marco de una gira de presentación de su nuevo disco: Hijo de la luz y de la Sombra, el cual dedica íntegro al poeta Miguel Hernández, muerto a los 31 años de edad en las cárceles de la dictadura del "generalísimo" Francisco Franco, según apuntó el cantor, quien abrió desgarrándose el alma con tres heridas: la de la vida, la de la muerte y la del amor.

Y eso que las luces recién habían sido apagadas, la clientela estallaba en aplausos y tú, emocionada, te unías a ella en una misma expectativa: disfrutar un gran concierto, idéntico o más intenso como los que acostumbra brindarnos el señor catalán de Tu Nombre me Sabe a Hierba.

Dividido en dos partes, la primera nos hizo sentir a un Miguel vivo a través del arte de Serrat, plasmado en un contexto de poesía musicalizada que va desde La Palmera hasta un Dale que Dale, Dale, rítmico y sabroso, que los clientes absorben con beneplácito mientras Serrat va adelantando lo que vas a escuchar a continuación.

Una escenografía sencilla, sin mayores artilugios que una pantalla donde se proyectan imágenes de Miguel, perseguido por la bota del franquismo, llena el escenario iluminado de rojos y azules sin mayor alarde de policromía. Y el artista, simplemente ataviado con mezclilla, una camisa azul y un saco que brilla y se desvanece bajo las candilejas.

* De Serrat a Tarres

Fila F. La clientela escucha mientras te dejas caer en el embeleso de un cantor que seduce tus sentidos. Pero quieres escucharle las "clásicas" y luego de una desaparición fugaz, Joan Manuel retorna para traerte hasta el proscenio a Tarres, el otro Serrat, su otro yo, el Serrat al revés con el que ofrece otros temas de su largo repertorio, no sin antes agradecer "a todos los que hacen posible este proyecto" y al público en general, "ustedes -dice--, que son lo más importante".

Una dama se acerca a la orilla del escenario y le obsequia un ramo de flores que Tarres recibe de buen agrado; a cambio, el artista caballeroso le besa la mano. También le hacen llegar una carta y le regalan un libro. "Esto me da la impresión de que piensan que soy poco leído", bromea, siempre simpático, y la clientela le aplaude todo y tú inmersa en ese gentío que, sencillamente, se deleita.

Qué gran noche la de aquel día. Para la Libertad y Hoy Puede ser un Gran día, son otros temas que cantamos hasta que llega Cantares: "Golpe a golpe, verso a verso". "Caminante no hay camino, se hace camino al andar". Y él, permite que la gente cante, sólo guía el tiempo/compás/rítmica para mantener la cuadratura.

De hecho, el catalán sigue haciendo camino al andar y los aplausos, entonces, ya casi para terminar el recital, incrementan su pasión y enrojecen las palmas de las manos.

Joan Manuel presenta a sus músicos, pero no se va. Piano, teclados, guitarra, bajo/contrabajo, batería y una chica en el violín, comparten la ovación del adiós, que se prolonga.

¡Otra, otra!, le piden.

Y Joan Manuel, complace.

Penélope y Señora completan el menú para despedir a la clientela con un buen sabor de boca.

Hacía tiempo que no lo disfrutaba en vivo y, a pesar de los tiempos idos, sigue siendo el señorón que conocemos: entonando puntual y trabajando con profesionalismo.



Información http://www.oem.com.mx/elsoldecuautla/
Imagen de Canal13.cl

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