domingo, marzo 06, 2011

Serrat, Doctor Honoris Causa


Serrat, Doctor Honoris Causa

Dom 06 Mar 2011

Mi generación llegó a la universidad en una época de intensa agitación estudiantil que coincidió con la llegada a América del primer álbum musical de Joan Manuel Serrat, enfrentado a la dictadura franquista que le impedía cantar en catalán si representaba a España en un festival internacional. Sus canciones, que musicalizaban poemas de Miguel Hernández como Nana de las cebollas, Niño yuntero y Para la libertad, esta última hecha canción por Alberto Cortez, animaban nuestros encuentros universitarios. En las veladas que seguían a las asambleas y marchas entonábamos juntos Fiesta, Mediterráneo, Vagabundear, Tío Alberto y Cantares; canciones que recogían las ideas de libertad que marcaron a nuestra generación.

El discurso que pronunció Serrat al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Complutense de Madrid, constituye un testamento anticipado de lo que para este cantautor ha significado la composición e interpretación de sus canciones.

Dijo en su discurso: “Yo aprendí el oficio de hacer canciones y cantar de otros que antes aprendieron de otros, y me hace feliz pensar que tal vez con mi trabajo he podido ayudar al aprendizaje de los que siguen”. Al agradecer la distinción que le entregaron en la Universidad afirmó que “La gratitud no es una virtud frecuente… la vida está llena de hombres que mucho han contribuido con este y otros aspectos de la vida y que no han recibido a cambio más que el desprecio”.

Al proclamar la felicidad que le produce cantar, Serrat sostuvo que “un hombre que disfruta del privilegio de una profesión que le hace feliz, que hace lo que le gusta hacer, que le pagan por hacerlo y que además constantemente percibe que la gente lo quiere, más que un mérito tiene una bendición”.

Es por todos reconocidos el papel de Serrat en la difusión de las obras de Miguel Hernández, Antonio Machado y Mario Benedetti, pero frente a quienes consideran que eso ha sido un mérito suyo y que ha contribuido a aumentar las ventas de dichos poetas, Serrat confiesa que simplemente lo hizo porque sus poemas lo conmovieron, y sobre todo porque los versos de esos poemas sonaban a canciones que él mismo hubiera querido escribir. Además, para defender su papel en la defensa del catalán, denunció la intolerancia, la ignorancia y el rencor que marginaron anteriormente a dicha lengua.

En lo que puede constituirse como un testamento político del autor, Serrat afirmó en el mencionado discurso que “el hombre, al defender los valores democráticos, al enfrentarse a la discriminación y la intolerancia, al defender la riqueza del pensamiento libre y plural no hace otra cosa que actuar en defensa propia”; y al reconocer la estrecha vinculación que sus canciones tienen con la vida cotidiana confesó que “¡Todo momento tiene una banda sonora”! Para cerrar su discurso en el acto académico, Serrat se apropió del refrán que dice ‘quien canta, su mal espanta’ y acotó que “cantando se comparte lo que se ama, se enfrenta lo que más nos incomoda, se conjuran los demonios y se convierten los sueños en modestas realidades”.

Con razón tituló su discurso de honor “No hay caminos hacia libertad … La libertad es el camino”.



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Imagen de Verena Sánchez Doering

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