viernes, marzo 04, 2011

Serrat, ¿por qué tardaste tanto en llegar a Honduras….?


Serrat, ¿por qué tardaste tanto en llegar a Honduras….?

Tegucigalpa - Serrat, no hace falta que lo digas, pero aquí muchos se preguntan por qué tardaste tanto en venir a Honduras si sabes de sobra que aquí también siempre se te ha querido más que a nadie, que no solo en México, Argentina, Chile, Costa Rica o Guatemala tienes un hogar.

03/03/2011

El problema no es que no hayas podido venir antes, sino saber de cuántos recitales tuyos se han perdido varias generaciones de hondureños, algunos peinando canas igual que tu, que pacientemente y largamente te han esperado, que te conocen bien, que saben que prefieres "querer a poder, palpar a pisar, ganar a perder, besar a reñir, bailar a desfilar y disfrutar a medir".

Niños de escuelas que hace algunas pocas décadas eran como "esos locos bajitos, a los que por su bien hay que domesticar", crecieron y se hicieron hombres y mujeres de bien cantando "Barquito de papel", "Mediterráneo", "La mujer que yo quiero", "Tu nombre me sabe a hierba" y "De vez en cuando la vida".

Son los mismos que de tu boca aprendieron que "Sería fantástico que nada fuera urgente, no pasar nunca de largo y servir para algo".

Aquí están muchos que conocen de tu sensibilidad humana y que odias la injusticia, que además comparten contigo que también "Sería todo un detalle, todo un síntoma de urbanidad, que no perdiesen siempre los mismos y que heredasen los desheredados".

Aquí también hay una Lucía urbana o campesina que es una "bella historia de amor", una Irene que "tiende sus trapos al sol, prestando misterios a la siesta, de bragas comprometedoras y sábanas alcahuetas" o una Penélope que "con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón y su vestido de domingo", que representan a las mujeres hondureñas, todas bellas desde antes de nacer.



En estas Honduras conocen bien tu origen, de tu natal Poble Sec, de los chicos de tu calle, de tu madre campesina aragonesa y tu padre obrero, de que no solo escribes y cantas. Saben de sobra que preferiste la "Bendita música" que la ingeniería agronómica, aunque ahora esa carrera te va muy bien para sacarle a la uva el mejor vino con tu nombre.

Aquí no extrañarás la corriente afectiva con la que se contagian tus recitales en cualquier país latinoamericano o en España.

Hasta los más chicos que tararean tus canciones saben que conociste el exilio, que has andado muchos caminos y abierto muchas veredas, que México fue tu segunda casa en tiempos de la dictadura en España y que se te negó a cantar en catalán en un festival de Eurovisión.

Saben que hubo algunos años en que no podías ir a cantar a Argentina, como conocen de la amistad que te unió en Uruguay con Mario Benedetti y que le pusiste música a sus poemas para que el norte supiera que "El sur también existe" y que "Una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad que nos alumbra".

Aquí se saben de memoria y cantan contigo los poemas de Antonio Machado como "Cantares" o "Para la libertad", de Miguel Hernández, y otros poetas.

Nunca te han visto en persona en esta Tegucigalpa nuestra que siempre ha sido tuya, que en algunas regiones tiene algo parecido a tu "Pueblo blanco", ese mismo con "callejas de polvo y piedra" donde también "el sacristán ha visto hacerse viejo al cura; el cura ha visto al cabo y el cabo al sacristán...".

Por fin llegaste adonde se imaginan al "Tío Alberto" que "cató de todos los vinos", que "anduvo por mil caminos y atracó de puerto en puerto", el mismo tío que "tiene de niño la ternura", de un poeta la locura" y "aún cree en el amor".

Te hubiera encantado conocer en Tegucigalpa lo que fueron "La Peña de Toño" y "La Peña" de Voces Universitarias de la UNAH, donde todos los viernes artistas nuestros y aficionados interpretaban tus canciones.



Por fin llegaste a esta Honduras de café de Santa Bárbara, de tabaco de El Paraíso como el Flor de Selva que te llevas aunque no fumes, de los artesanos de Valle de Ángeles que ya viste en cajitas de madera de cedro.

Llegaste a la tierra de los lencas, chortís, tawahkas, misquitos, garífunas, tolupanes y Pech; de Lempira, Valle, Morazán; de Juan Ramón Molina que no tenía nada que envidiarle a Miguel Hernández; de un Salvador Moncada que como científico es más conocido en España y el resto de Europa que en su propia Honduras.

Estás en la tierra de José Antonio Velásquez, el pintor primitivista que aunque ya nos dejó, todo país quiere tener uno igual a él; donde te maravillarías con la historia escrita en piedra que dejaron los mayas en Copán Ruinas; de Trujillo, con una hermosa bahía de la que tu Mediterráneo sentiría envidia.

Aquí también puedes "Vagabundear", cantar "No me siento extranjero en ningún lugar. Donde haya lumbre y vino tengo mi hogar" y "...es hermoso partir sin decir adiós".

No hace falta que mañana digas adiós, porque aquí siempre estarás en tres palabras de una de tus mejores canciones: "En nuestra casa".

Nano amigo, aquí también saben que eres único. Date cuenta que no te has ido, y ya se te echa de menos.



Imagen e información http://proceso.hn/

No hay comentarios.: