lunes, abril 11, 2011

Representar, reinterpretar, dibujar

ENCUENTRO EN BARCELONA CON EL CONOCIDO DIBUJANTE ARGENTINO MIGUEL REPISO

Representar, reinterpretar, dibujar

Andrés Laguna desde Barcelona 10/04/2011


La Fundación Casa América Cataluña es una institución que difunde, gestiona y organiza una serie de actividades y programas que tienen por objetivo central dar a conocer la vida política, económica y, en especial, cultural de los países de América Latina. Hoy día, es uno de los espacios privilegiados para el diálogo entre nuestro continente y España. Por estos días cumple cien años de realizar un trabajo constante y de gran relevancia. En el cuadro de la celebración, entre otras cosas, le encargó al dibujante argentino Miguel Repiso, más conocido como Rep, la realización de un gigantesco mural en el que retrató a 104 personalidades destacadas, protagonistas de algunas de las actividades más recordadas organizadas por Casa América Cataluña. Los rostros de políticos, activistas, periodistas, artistas, músicos y escritores cubren las paredes de su sede, todos reinventados, reinterpretados, por una de las mentes más creativas y fértiles del arte gráfico mundial. Rep tenía más o menos una semana para cumplir con la titánica tarea. Lo mejor de todo fue que los dos últimos días de trabajo, el público tuvo la oportunidad de ver al maestro frente al lienzo, al maestro trazando los rostro de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Juan Villoro, León Gieco, Joan Manuel Serrat, William Ospina, Rigoberta Menchú, Osvaldo Bayer, Antonio Skármeta, Juan Gelman, Cristina Fernández de Kirchner, José Pablo Feinmann, Rodrigo Fresán, Michelle Bachelet, entre muchísimos otros. Se debe aclarar que la lista de personajes fue elaborada por la fundación, no por el artista.

Rep para principiantes

Como todo admirador de Página/12, el innovador diario argentino, conozco el trabajo de Rep hace años y lo sigo con el entusiasmo que tenemos todos los que amamos leer tiras periódicas. Cuando viví en la Argentina tuve la suerte de poder comprar algunos de sus libros y de conocer un poco mejor su obra. Por tanto, perder la oportunidad de ver a uno de los genuinos capos del dibujo contemporáneo no era una alternativa lógica. Siempre acompañado de mi mujer, llegamos a las instalaciones de Casa América Cataluña con esa mezcla de alegría y nervios que uno tiene siempre que va a ver a alguien que admira. En grandes lienzos blancos, que cubrían casi todas las paredes del lugar, se dejaban ver algunos de los rostros más importantes del quehacer latinoamericano. Lo que siempre es emocionante.

No tenía la menor intención de entrevistar a Rep, creí que estaría sumido en su trabajo, incapaz de comunicarse con el mundo y de lidiar con la neurosis que atormenta a casi todos los “artistas”. Además, lo reconozco, debo ser el periodista menos eficiente del planeta. Pero con una facilidad sorprendente, y gracias a la insistencia de mi mujer, Rep se puso dialogar con nosotros y, durante un largo periodo, pudimos acompañar y observar a un maestro en su faena, pudimos atestiguar su generosidad, su calidad humana, su sensibilidad, su inteligencia y su inmenso talento.

Rep debe ser uno de los dibujantes con mayor rango y versatilidad jamás vistos, pues tiene la capacidad de hacer humor gráfico, ilustraciones de obras de otros autores y viñetas de corte filosófico/introspectivo, con una solvencia acongojante. Publica diariamente en Página/12 (desde su fundación, aunque como él mismo lo reconoció, “en los 24 años, jamás pisé la redacción), semanalmente en la revista Veintitrés y mensualmente en Fierro (tal vez la publicación de humor gráfico en vigencia más legendaria en el Río de la Plata). Además, ha colaborado con El País y La Vanguardia, entre otros medios. Es autor de casi treinta libros, todos extraordinarios. Muchos recordarán su trabajo para de la colección “Para Principiantes”, en los lindísimos volúmenes dedicados a Borges, Cortázar, Kerouac, Bukowski y Gramsci (“Uy, ése fue rejodido”, nos dijo). Ha pintado muchísimos murales, entre ellos uno en la Feria del Libro de Frankfurt de 2010. Pero lo que más me asombra, no es que sea tan prolífico, ni el alto de nivel de cada una de sus obras. Lo extraordinario es que, así como los grandes genios de la literatura, desde Shakespeare a Borges, se han dedicado a reescribir las historias y las reflexiones que siempre han rondado el pensamiento humano, Miguel Rep se ha dedicado a redibujar imágenes, escenas e ideas que han acompañado desde siempre a casi todas las expresiones creativas del hombre. Esa reinterpretación de nuestro reservorio artístico y vital, tal vez, se expresa con mayor claridad en ese brillante volumen titulado Bellas artes o en su versión de El Quijote.

Primero Villoro, después Gelman

Después de pedirle la fotito de rigor, Rep con toda la buena onda del mundo, confesó cuán maratónico fue el trabajo que le encomendaron en Casa América. Durante una semana sólo pudo comer, dormir y dibujar, trabajando hasta que las fuerzas se agoten. “Hasta tengo la llave de acá”, dijo, mostrándonos el pequeño objeto metálico. Es que el número de personajes que debían ser incluidos en la obra no era el único reto; muchos de ellos, sobre todo los catalanes, eran totalmente desconocidos para el dibujante argentino. Y para nosotros. Por tanto, lograr que el dibujo no sea una mera caricatura con las características físicas exageradas, sino un reflejo de la psicología del personaje, reflejó una doble dificultad. Que superó con el genio y la calidad que lo caracterizan.

“Al primero que dibujé fue a Villoro. Ya lo había hecho antes”, nos dijo. “Después a Gelman”. Poco después, confesó que cada vez le gusta menos realizar caricaturas, salvo en murales, y que detesta dibujar a la farándula política. Lo que nos permite entender la razón por la que en sus dibujos políticos los protagonistas son casi siempre la gente del pueblo, los que sufren la política, no los que figuran en los medios de comunicación. Por eso también, uno de los dibujos más complicados para él fue el de Cristina Fernández de Kirchner. Sin duda, el artista debe sentirse muchísimo más cómodo realizando trabajos más personales, los que a Rep le sobran, personajes como Lukas, Gaspar o el maravilloso El niño azul, hacen parte de una de las obras más agudas, originales y entrañables del panorama actual. Le confesé que mi favorito es este último. “Justamente, me preguntaron hace poco sobre él, en una entrevista”, dijo. “Cuando lo dibujé, en uno de mis cumpleaños, estaba planeado que salga sólo una vez, pero cuando lo terminé, me gustó y se quedó”. Nos confesó que El niño azul nace de una bella anécdota: cuando su madre estaba a punto de dar a luz, estaba vestida de azul, tomó el autobús para que la llevara al hospital de San Isidro. Una mujer vestida de azul tendría que tener en el vientre a un niño azul. Ese personaje y sus aventuras representan algo muy profundo en el imaginario de Rep, ese paraíso perdido que es la vida intrauterina.

Miguel ha hecho un trabajo memorable ilustrando las obras de otros autores, asimilando, compenetrándose con todos los niveles, siempre respetando su propio universo creativo. “Me tomo muy en serio mi trabajo, cuando ilustro a alguien me leo todos sus libros, me obsesiono”, aseguró y, ante esa afirmación, le pregunté si también habla con el autor, claro, si está vivo. “Depende, con algunos autores ya no tengo que hablar, los conozco perfectamente”, respondió. Justamente, eso es lo que le pasa con José Pablo Feinmann, con quien tiene una conexión de tanto tiempo y con quien ha trabajado en tantas obras (entre ellas se debe recordar esa monumental historia del peronismo que se publicó en fascículos junto Página/12). Incluso en algunas de las conferencias del filósofo y escritor argentino, detrás de bambalinas, Rep ilustra a tiempo real lo que Feinmann va diciendo, con el humor y la agudeza que lo caracterizan. Un espectáculo extraordinario.

Cuestión de fe y un tal Mesa

Le pedimos que nos hable un poco del trabajo que realizó con el Quijote, una de sus obras más ambiciosas, francamente notable, que rompe con las ilustraciones clásicas de la obra, como las de Gustave Doré. “Más allá de su belleza, Doré ilustró igual La Divina Comedia, La Biblia y El Quijote. Es decir, no le prestó atención a la psicología de los personajes. Creo que Don Quijote es un obra grotesca, eso es lo que reflejo en mi trabajo”, dijo. “Mi gran proyecto y sueño sería llevar al cine mi versión del Quijote, llevarlo a Latinoamérica, para que se cruce con tipos como nosotros. Hacer una película de mi Don Quijote. Pero soy conciente de que ese no es un trabajo rentable o fácil”, manifestó, dejándonos alucinados. Después apuntó: “Ayer estuvo (Javier) Mariscal. Me dijo que me llevaría a ver su película (Chico & Rita). Me comentó que tardó tres años solo en los dibujos”.

Eso nos condujo a hablar un poco de cine, le dije que por lo menos en la Argentina tienen un cine saludable, con excelentes representantes, que con altas y con bajas le está dedicando más espacio a las películas animadas. Miguel recibió con cierto escepticismo mi comentario. Después de una breve discusión terminamos coincidiendo en que las películas de Lucrecia Martel son una maravilla. Nos preguntó sobre el cine boliviano. Confesó su admiración por Cuestión de fe: “esa road movie de la virgen a la que la llevan por todas partes”. Rep es gran un admirador de Bolivia, de la belleza natural de nuestro país. Nos repitió varias veces que el país le parece alucinante. Estuvo en el Salar de Uyuni, en el lago Titicaca. “Su país es maravilloso, es como muchos países en uno”, reconoció y preguntó intrigado: “¿Algún cineasta ha hecho una película que logre mostrar toda esa variedad?”. Después de pensarlo un poco, tuve que responder que no, a pesar de que muchos lo hayan intentado. Aunque algunos han mostrado con eficacia algunas partes del país.

Nuestra charla se veía interrumpida por gente que quería que le firmen un libro, por señoras que querían una caricatura, por burócratas que querían conocer al artista. Fue informal, intenté ordenarla y estructurarla, contener su esencia. A esta altura, me doy cuenta de que he fracasado, pero apelo al lector, le ruego que me crea, fue un encuentro maravilloso, que dejó ver la calidad artística y humana de Miguel.

Curiosamente, durante buena parte del diálogo, Rep estaba dibujando a un tipo de barba y lentes, con el cabello peinado hacia atrás y grandes entradas. Mi mujer me dijo: “Es el Mesa”. No se equivocaba. Un día después de nuestro encuentro la vimos terminada y con el rotulo chiquitito que decía, “Mesa”. Carlos Diego se hacía un hueco entre gigantes y se imponía como la única cara boliviana que hayamos podido reconocer en el mural, lo que me causa un poco de incomodidad y algo de gracia. Rep no hizo la lista de los 104 a los que tenía que dibujar, pero a todos los convirtió en arte. Eso es algo más que se agradece.




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