¿Qué hicieron Serrat y Sabina en el hotel Catalina’s Park?

¿Qué hicieron Serrat y Sabina en el hotel Catalina’s Park?

Jueves 08 de Marzo de 2012

Propuso un trato justo. Él esforzaría sus clásicos en un escenario tucumano y, a cambio, recibiría otro clásico, el más característico que la provincia podría entregarle: la milanga. Joaquín Sabina, de paladar acostumbrado quizás a estrafalarios menúes y espirituosos licores, se contentó el martes a la noche con una milanesa que pidió que le llevaran a su suite, una de las más distinguidas del Catalina’s Park.

¿Recordaría de su visita anterior que esa es la especialidad local? ¿O lo habrá intuido su olfato al pasar por los bares que rodean al parque 9 de Julio? Como quiera que sea, "Joaco" estuvo a tono con las exquisiteces autóctonas. Y, al parecer, quedó bastante conforme porque en el almuerzo de ayer repitió el plato, esta vez con ensalada y papas.

No sintió los mismos antojos Joan Manuel Serrat quien, algunas habitaciones más adelante, prefirió el martes una cena más sencilla: también en su cuarto, sin más compañía que la vista de nuestros paisajes, cenó un timbal de arroz. En tanto, ayer al mediodía solicitó un plato de pollo grillado con jamón cocido y espaguetis.

Reservados, pero amables, ambos rechazaron todo contacto con la prensa desde su llegada. Se dedicaron a prepararse para el recital de anoche.

Con semblante distendido y siempre en solitario, se movieron en un perímetro muy acotado del hotel: Sabina se dio tiempo ayer para andar por la zona de esparcimiento y por la piscina, aunque no dio con el gusto de dejarse ver en traje de baño. Sin zambullirse y ante la mirada apacible del resto de los huéspedes, caminó alrededor de la pileta y, a los pocos minutos, se adentró nuevamente en su suite.

Serrat, por su parte, apareció al mediodía, cuando bajó al hall del hotel y desde allí fue conducido por los organizadores del show al estadio de Atlético. De forma inédita (pues no es común que lo hagan los cantantes), se sumó a la prueba de sonido que ya realizaban los músicos. Aparentemente, teniendo en cuenta los comentarios de algunos tuiteros, el recital que dieron en Salta -si bien recibió una lluvia de elogios- sufrió algunos desajustes técnicos que ocasionaron, en algunas canciones, que no se escucharan bien las voces. Recordando esto, y advirtiendo que la cancha de Atlético es mucho más grande que el estadio Delmi, seguramente Serrat quiso asegurar por cuenta propia que no habría de tropezar otra vez con obstáculos durante el espectáculo.

Los músicos y el resto de la comitiva se mostraron más inquietos durante su estadía. El martes salieron a andar la noche tucumana -que algunos de ellos ya conocen bien, de anteriores visitas- y ayer desayunaron temprano para luego repartirse entre los bares del hotel, la pileta y el solarium. Tras el ensayo en Atlético, cada uno volvió a sus habitaciones para aguardar el momento del recital.

Hubo, por supuesto, algunos fans que intentaron ponerse en contacto con sus ídolos, tanto en la puerta del Catalina’s Park como en el entorno del estadio. Frente al parque 9 de Julio, el grupo estaba conformado en su mayoría por jovencitas.

En la cancha de Atlético, el gran operativo de seguridad que se orquestó desde varias horas antes del espectáculo impidió que los curiosos se acercaran a los accesos reservados para los artistas. Caída la noche, las plateas hacían de dique a la emoción que luego soltarían los primeros acordes. /lagaceta.com.ar




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