domingo, marzo 18, 2012

Un dúo que no se hunde


Un dúo que no se hunde

Serrat y Sabina regresaron con "La orquesta del Titanic"

DANIEL FERMÍN EL UNIVERSAL
domingo 18 de marzo de 2012

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina volvieron a juntarse. Como hace cinco años. Tras Dos pájaros de un tiro (la exitosa gira de 2007), los españoles regresaron con La orquesta del Titanic, un disco de 11 canciones que representa una alegoría de la situación actual: el mundo se hunde, la gente no para.

Aquella primera experiencia le gustó a los cantautores. "En 2007 no pensábamos que íbamos a hacer una segunda aventura. Pero después de tiempo juntos, nos conocimos mejor, nos acercamos más, la amistad creció. Entonces, las posibilidades de hacer algo aumentaron", le dijo Sabina a Clarín. Y así fue hasta que lo hicieron.

El proceso esta vez fue a la inversa. Primero el disco, luego la gira. Ahorita están en Argentina, de ahí irán a Uruguay. "Para emprender esta segunda fase, teníamos que hacerlo con un nuevo desafío. Si no quedaba como un hecho avergonzante volver a hacer el mismo espectáculo", agregó el músico nativo de Úbeda, que en 2009 publicó su última producción en solitario (Vinagre y rosas).

Así surgió La orquesta del Titanic, un álbum hecho a partes iguales, que no tenía letrista ni compositor. Que tuvo tus períodos de creación a través de videoconferencias. "Hubo partes que se hicieron a distancia, pero las sesiones fundamentales fueron en Menorca y otra en Rota, juntos. Ahí es donde nacieron las canciones como en un partido de ping pong", contó el autor de Nos sobran los motivos al periódico La razón.

Serrat tuvo que aprender a utilizar Skype para construir la obra. Sabina lo enseñó. Hubo colaboración de lado y lado. También de otros amigos, como Alejandro Sanz, que hizo un solo de guitarra en Maldito blues. "En este disco, nos hemos corregido sin pudor y sin miedo, pero no hemos discutido nada", contó el intérprete de Barcelona, que presentó Hijo de la luz y de la sombra en 2010.

La orquesta del Titanic es un disco multigénero. Tiene desde chirigotas hasta fados. Ambos compositores querían hacer algo que se alejara de su música. Como para no repetirse. "Es un territorio de ninguno, aunque nos gusta", dijo Sabina. Ahí cuentan la aventura de una mujer casada, la supervivencia de un hombre capaz de morir seis veces. También se pasean por algo parecido al bolero.

Acuérdate de mí, por ejemplo, tiene un aire temático de ese popular género español. "La poesía no puede permitirse ser cursi, pero el bolero debe ser cursi. Tiene dos obligaciones: mentir y exagerar", explicó Sabina. Serrat lo apoya. "Con la globalización, tienes todos los géneros musicales a tu disposición para usarlos y maltratarlos. Yo no me tomo en serio ni a los géneros ni a mí mismo. Siempre me gusta tener un resquicio de cinismo y asomar el diente retorcido un poquitito", le siguió su compañero en otra de las tantas entrevistas que han dado a los medios internacionales.

Por eso el desamor también está presente. Verbigracia: "acuérdate de mí cuando me olvides" o "El amor no tiene cura/es eterno mientras dura". "Eso que la gente llama canciones de amor, no existe. No hay una sola. Son de desamor. Cuando estás enamorado, no escribes. Cuando se va, lo haces como venganza, para que si la canción es buena, la persiga toda su puñetera vida", dijo el autor de Malas compañías.

Una pareja formal

La relación entre Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina va más allá de una amistad. Se nota en sus declaraciones, en su empatía que hay en los conciertos. Como si fuera un matrimonio laboral. "Aquí lo único que no hay entre nosotros es sexo. Y porque él no quiere", bromeó el último de ellos. Así son, uno más admirador que el otro.

Esa sociedad se estableció con el tiempo. Atrás quedó ese respeto forzado que existía en el pasado. "Yo pasé hace mucho de ser un fan a ser un estudioso de él. Hay canciones suyas que me han conmovido hasta las lágrimas y ya las siento como parte mía", dijo Serrat. "Yo pasé de ser vicepresidenta del club de fans a novia", le respondió Sabina en una conversación con el diario Clarín.

Ese humor también está en sus versos. Hay paradojas, oxímorons, antinomias. Un juego de contradicciones que define al disco (los versos "Cómo voy a decirte que no cuando sabes que sí" o "Bendito infierno" lo demuestran). Así, intentan olvidar el naufragio que vivimos. "Hay que seguir cantando. Aparte de que es lo que sabemos hacer, queremos que la gente tenga una canción para llorar o para bailar con su pareja", dijo Sabina al momento de presentar la producción.

El mismo músico fue el de la idea del título. "Yo tenía cuatro versos de los que nunca pude hacer una canción: 'La Orquesta del Titanic'. Cuando empecé dije 'Dios mío, pero si es una metáfora de la crisis que está cayendo'. Nosotros salimos de gira a pasarla bien y el mundo se hunde. Serrat lo vio enseguida clarísimo y le metió una melodía de morirse, fantástica", explicó. Juntos forman un dúo lejos de naufragar.




Información http://playball.eluniversal.com/que-hay/120318/un-duo-que-no-se-hunde

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