Antológico Serrat en Málaga
El cantautor repasa en el Auditorio sus grandes himnos para celebrar el medio siglo sobre las tablas
Más de 2.000 personas asisten al concierto del artista, que cantó adúo con la israelí Noa
11-7-2015
El Auditorio Municipal Cortijo de Torres se vistió anoche de gala para recibir a don Joan Manuel Serrat. La pista se llenó para la ocasión de sillas de plástico camufladas elegantemente con fundas blancas y también de carpas que escondían barras de bar en su interior. El aforo de 3.000 personas no llegó a completarse, pero fueron muchos más de 2.000 malagueños los que acudieron a escuchar al cantautor español por antonomasia, que hacía tiempo que no asomaba –en solitario– por Málaga. Con unos quince minutos de retraso, el poeta de las pequeñas cosas apareció en un escenario coronado por unas luces de neón que dibujaban su firma. Comenzaba así el esperado concierto de Serrat en la capital de la Costa del Sol, el mismo lugar que lo acogió calurosamente cuando salió de su Cataluña natal, al principio de los años setenta. El maestro vino a celebrar sus cincuenta años sobre el escenario, resumidos (si es que eso es posible dada su amplísima discografía) en ‘Antología desordenada’, su último álbum, por lo que el público esperaba clásicos. Y así fue.
Una batería y una guitarra muy rockera dieron el pistoletazo de salida. Los ritmos, sin embargo, pronto se fundieron en la melodía de ‘Carrusel del furo’, de su disco ‘Para piel de manzana’, y así apareció Serrat, enfundado en un elegante traje negro. Caminando de un lado a otro del escenario, y entonando sus todavía característicos gorgoritos, sus primeras palabras, sin embargo, no fueron para sus adeptos, sino para un miembro del personal de seguridad que mediaba entre el escenario y un público que permaneció casi la totalidad del concierto sentado apaciblemente en sus butacas. «¿Usted me está protegiendo? ¿De quién? ¿De ellos? Déjelo, váyase a tomar una cerveza, diles que lo pongan en mi cuenta». Eso sí, sin abandonar jamás su tono amable, aunque de vez en cuando salga a la luz el lado canalla. «Gracias por haber invertido una noche de su vida en compartir una noche con nosotros», continuó.
Acompañado del piano, pasó a cantar ‘Mi niñez’ y ‘De cartón piedra’, canción en la que recuerda a Cataluña y a un antiguo amor, porque por más que afirme que la nostalgia no es saludable, como dijo hace unos días a este periódico, muchas de sus canciones están hechas de recuerdos. No escatimó el músico en interactuar con su público. «No grite tanto, que le puede dar…», dijo durante este paréntesis entre canción y canción ante los gritos ininteligibles de una señora. «Sí que importa, porque nos jode el espectáculo, a mí son cosas que me afectan mucho, el entrar aquí una ambulancia y llevársela…», respondió haciendo de su recital un show que consiguió animar poco a poco al público.
Recuerdo para Sabina
Las canciones de autoría compartida con Joaquín Sabina (con quien vino la última vez a Málaga, en el año 2012) también tuvieron su hueco en la actuación, como ‘Hoy por ti, mañana por mí’. El primer aplauso inesperado de la noche vino con ‘Tu nombre me sabe a hierba’, todo un himno –disfrazado de ranchera esta vez– con el que Serrat cogió la guitarra por primera vez en todo el concierto. Sentado, tras hacer su primer comentario reivindicativo («se calcula que en la actualidad más de cien millones de niños viven en las calles y alrededor de 40.000 mueren cada día en el mundo») Serrat y su banda tocaron ‘Niño silvestre’, una solemne canción de 1994 que relata la infancia de un chaval «lustrabotas y ratero» que «ronda la calle» y que «aprende a fuerza de palos».
El cénit del espectáculo vino con ‘Canço de bressol’, ‘Paraules d’amor’, ‘Fa vint anys que tinc vint anys’, ‘Coplas por la muerte de don Guido’, ‘Para la libertad’ y ‘No hago otra cosa que pensar en ti’, seis temas que emocionaron y levantaron a los malagueños de las gradas.
El concierto llegaba a su final con la entrada de la cantante israelí Noa y del guitarrista Gil Dor, junto a los que cantó ‘Es caprichoso el azar’ y ‘Lo bello que es vivir’. Culminó con ‘Mediterráneo’, ‘Lucía’, ‘Hoy puede ser un gran día’, ‘Aquellas pequeñas cosas’ y ‘Fiesta’, como tiene que ser. Porque hay cosas que no deben cambiar, canciones atemporales a las que hay que recurrir y que siempre, siempre, siempre suenan a presente, el territorio que domina Joan Manuel Serrat desde hace 50 años.
http://www.diariosur.es/culturas/musica/201507/11/antologico-serrat-malaga-20150711004238.html
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