sábado, diciembre 28, 2019

Joan Manuel Serrat cumple 76 años: ‘El noi del Poble Sec’ en 8 grandes clásicos


Joan Manuel Serrat cumple 76 años: ‘El noi del Poble Sec’ en 8 grandes clásicos

Nació en el barrio barcelonés del Poble Sec un 27 de diciembre de 1943

28 diciembre, 2019

Cantautor, compositor, intérprete, poeta y músico, Joan Manuel Serrat nació en el barrio barcelonés del Poble Sec un 27 de diciembre de 1943, el jueves cumplía 76 años.

Icono de la cultura popular de nuestro tiempo, cuenta con un envidiable e inabarcable catálogo de composiciones, por lo que resulta desesperantemente imposible seleccionar tan solo 8 de ellas para repasar su trayectoria.

Admitiendo de antemano este extremo, y apartando deliberadamente algunas de sus piezas más trilladas, homenajeamos a Joan Manuel Serrat escogiendo un grupo de canciones incontestables pertenecientes a diferentes décadas. Que se dice pronto:

UNA GUITARRA (1965)

Con apenas 21 años publicaba ‘El Nano’ su primer trabajo discográfico, un EP de cuatro canciones cantadas en catalán, su lengua paterna. Eran los años de la Nova Cançó catalana en los que ilustres como Jacques Brel y Georges Brassens impregnaban toda la obra del barcelonés.

TU NOMBRE ME SABE A HIERBA (1969)

Clásico de la cultura popular española de su disco de 1969 La Paloma: «Tu nombre me sabe a hierba, de la que nace en el valle a golpes de sol y de agua. Tu nombre me lleva atado en un pliege de tu talle y en el bies de tu enagua».

AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS (1971)

La polémica en torno a su participación o no (finalmente no) en Eurovisión en 1968 cantando el ‘La La La’ en catalán le hizo masivamente popular para mal y para bien, pero Serrat siguió su camino y en 1971 entregó uno de sus discos más celebrados, ‘Mediterráneo’, con temas tan personales y emotivos como ‘Aquellas Pequeñas Cosas’.

CADA LOCO CON SU TEMA (1983)

En los noventa Serrat publicó álbumes como ‘Utopía’ (1992), ‘Nadie es Perfecto’ (1994) y ‘Sombras de la China’ (1998), entre otros. Una década en los que aparte de musicar a otros poetas, daba rienda suelta a su propio talento con versos como «Queriéndola de verdad como la quiero, puse mi vida a sus pies y me rendí. Pero no quiso mi vida, sólo me pidió dinero, dinero, para irse más lejos de mí».

DE CUANDO ESTUVE LOCO (2002)

Asentadísimo en la cultura popular española y latinoamericana, los ochenta fueron años de éxito masivo y madurez compositiva con discos como ‘En Tránsito’ (1981), ‘Cada Loco con su Tema’ (1983), ‘El Sur También Existe’ (1985) o ‘Bienaventurados’ (1987).

MENSAJES DE AMOR DE CURSO LEGAL (1994)

Un melodioso silbido abre su vigesimoctavo disco, Versos en la boca, de 2002, con el que Serrat fue nominado al Premio Grammy Latino al Mejor Álbum Pop Vocal Masculino (aunque perdió contra Quizás de Enrique Iglesias). De cuando estuve loco profundiza en la mejor tradición de sus emotivas composiciones.

LA ORQUESTA DEL TITANIC (2012)

Su larga relación con Joaquín Sabina se materializó al fin en el disco de estudio conjunto ‘La Orquesta del Titanic’, evocador título sobre los músicos que no dejan de tocar a pesar de que todo se hunda a su alrededor. A pesar de que los años pasen fugaces.

MEDITERRÁNEO

Para terminar, un bis atemporal aprovechando que ‘el noi del Poble Sec’ está de gira recordando su álbum Mediterráneo, editado originalmente en 1971, como ya hemos comentado. Esta gira está basada en un viejo proverbio catalán que resume la epopeya de Ulises, ‘La Odisea’, en siete palabras: ‘Roda el món i torna al Born’ (‘Gira el mundo y vuelve al Born’, uno de los principales y más antiguos mercados de abastos de Barcelona. donde recientemente protagonizó un curioso momento con un espectador que le reclamaba A ÉL que cantara en catalán).

Esto equivale a decir que es bueno recorrer caminos, cruzar fronteras, conocer otros mundos y finalmente regresar a casa con lo aprendido en la travesía de ida y vuelta, como las olas. Muy apropiado para celebrar una cifra ya tan redonda e importante como los 76 años.

viernes, diciembre 27, 2019

Joan Manuel Serrat cumple 76 años


Joan Manuel Serrat cumple 76 años


Por Guillermo Romero Salamanca

Por la vieja mansarda de Colprensa, en pleno barrio La Merced de Bogotá, en la diagonal 34 No. 5-63, José Vicente Arizmendi, pichón de periodista en 1982, cantaba todo el día canciones de Joan Manuel Serrat.

Era su ídolo.

“Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción; yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles, como pompas de jabón”, se le oía cantar a este joven periodista del INSE, futura Universidad de La Sabana.

Otras veces entonaba: “Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya”, del catalán.

En unas tardes frías modulaba también: “Harto ya de estar harto, ya me cansé de preguntar al mundo por qué y por qué, la rosa de los vientos me ha de ayudar y desde ahora vais a verme vagabundear, entre el cielo y el mar, vagabundear”.

Don José Yepes Lema, a veces de buen genio y a veces de temperamento inquieto lo miraba de reojo y un día le comentó: “Home José, ¿no sabes más canciones”.

José Vicente, además de ser un estudioso de la Comunicación, poseía y mantiene una extraordinaria memoria y aprenderse las letras de las canciones de Joan Manuel Serrat era algo muy sencillo para él. No lo hacía mal, además. En las presentaciones artísticas de la universidad, rasgaba una guitarra y les entonaba a las compañeras algunas de las letras de baladas que eran su pasión, pero del catalán eran su especialidad.

En una de esas jornadas estudiantiles se le escuchó vocalizar: “Prefiero querer a poder, palpar a pisar, ganar a perder, besar a reñir, bailar a desfilar y disfrutar a medir. Prefiero volar a correr, hacer a pensar, amar a querer, tomar a pedir. Antes que nada, soy partidario de vivir”, del álbum “Cada loco con su tema”.

José Vicente, quien ha sido director del noticiero 90 minutos en el Valle del Cauca, columnista de varios periódicos entre ellos El País, defensor del televidente de Telepacífico, Decano de Comunicación Social de la Javeriana, profesor universitario y ahora director de Javeriana Estéreo en Bogotá, conocía con exactitud todos los datos de Serrat.

“Oigan incultos –nos decía– sepan que Joan Manuel Serrat Teresa nació en Barcelona el 27 de diciembre de 1943 y ha musicalizado poesías de Antonio Machado, Miguel Hernández, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Federico García Lorca y ha hecho versiones de Violeta Parra y de Víctor Jara de algunas de sus canciones”.

Nos contaba que Serrat estuvo involucrado en un lío en Eurovisión donde no le dejaron cantar porque representaba a España y debía entonar su canción seleccionada en español y él lo haría en catalán.

Agregaba que era hincha del Barcelona, del Boca Junior y de Santafecito Lindo, cosa que agradaba de verdad.

Colprensa, en aquella época era dirigida por el maestro de maestros Orlando Cadavid Correa, quien escuchaba al joven cantante y un día le preguntó: “¿ya te sabes La mujer que yo quiero?”.

Y claro y arrancó: “La mujer que yo quiero, no necesita bañarse cada noche en agua bendita. Tiene muchos defectos, dice mi madre, y demasiados huesos, dice mi padre. Pero ella es más verdad que el pan y la tierra. Mi amor es un amor de antes de la guerra para saberlo”.

José Ramón Núñez, conocido como “camión”, excelente redactor económico, simplemente decía: “¡Se jodió esta vaina!”.

Y Chepe siguió cantando: La mujer que yo quiero me ató a su yunta, para sembrar la tierra de punta a punta, de un amor que nos habla con voz de sabio
y tiene de mujer la piel y los labios. Son todos suyos mis compañeros de antes.
Mi perro, mi scalextric y mis amantes. Pobre Juanito”.

El joven periodista se detuvo un momento y dijo: “¿Qué será scalextric”?

Miró en el diccionario, pero no estaba la palabra. Ni siquiera sabía cómo escribirla. Le preguntó al mago Óscar Domínguez, quien le contestó, mientras se paseaba el bigote con dos dedos: “ni idea”.

Arturo Jaimes, escasamente lo miró.

Un día, de la oficina de don Roberto Echeverry, gran empresario artístico llamaron a don Orlando para decirle que enviara a un periodista a una rueda de prensa con Joan Manuel Serrat. Ya estaba seleccionado el periodista indicado.

Cuando le dieron la noticia, los ojos verdes de José Vicente resplandecieron y con Eduardo “Kiko” Sotomayor, el fotógrafo salieron raudos para la cita.

José Vicente sólo haría una interpelación. La había preparado con meses de anticipación. Una docena de reporteros de varios medios le indagaron por la gira, las nuevas canciones, sus músicos, sus poemas, sus estrenos. Le llegó el turno al representante de Colprensa.

–Maestro, ¿qué quiere decir Scalextric?

Joan Manuel Serrat lo miró, vaciló en contestarle y después de aspirar el cigarrillo, le dijo: “un juguete, un cacharro”.

–Gracias maestro.

Este 27 de diciembre José Vicente, de seguro, hablará algo sobre Joan Manuel Serrat y expondrá sobre cómo un scalextric le cambió su vida.


Feliz cumpleaños Joan Manuel Serrat 76 años


Feliz Cumpleaños querido Serrat

Feliz 76 años

Y ahora 27 de diciembre
Brindamos por ti #joanmanuelserrat
Feliz cumpleaños Noi



Verena

jueves, diciembre 26, 2019

El libro que se escribió a Serrat de Tamara Smerling


Miren el gran regalo que recibí
El libro que se escribió a Serrat de Tamara Smerling
Y Serrat lo firmo para mí
No vi el concierto por lo que sucede acá en Chile
Pero tengo el honor de un regalo de una gran amiga
Que logró con mucho cariño para mí
Gracias amiga Araceli
Si me das permiso digo tu nombre
Mil gracias vida por todo

lunes, diciembre 23, 2019

Hijos de la obra maestra de Serrat

Hijos de la obra maestra de Serrat

Un disco, coordinado por Amaro Ferreiro, reúne a Sílvia Pérez Cruz, Xoel López, Depedro, Tulsa, Santi Balmes, Calamaro o Iván Ferreiro para homenajear ‘Mediterráneo’

Juan Manuel Serrat, en el Palacio de los Deportes de Madrid, en 1983. En vídeo, la versión de 'Pueblo blanco' de Depedro. MARISA FLÓREZ / VÍDEO: WARNER MUSIC SPAIN
FERNANDO NAVARRO

A las cumbres más altas suele costar más llegar. Reconoce Amaro Ferreiro que a él le ha pasado con Joan Manuel Serrat, que, evidentemente conocía y le gustaba, pero al que no hace mucho llegó como solo se llega a los grandes, con la sensación de que “cambian la vida” y “se aprende con cada cosa” de ellos. “Me parece fascinante que yo haya tardado tanto en llegar a Serrat”, explica el músico gallego. “Ahora me parece inabarcable y me encanta”.

Todo empezó en un viaje en coche en enero de 2018. Ferreiro salió camino de Vigo a Madrid cuando puso Radio 3. Empezaba Discópolis, el programa de José Miguel López, que le dedicaba toda la hora entera a Mediterráneo, “un disco en el que uno ya no discute si es rock, pop o canción de autor porque es más grande que eso”, afirma Ferreiro, quien reconoció en ese viaje su “ignorancia” con respecto a este álbum totémico. “Nunca lo había escuchado de principio a fin”, confiesa el músico. “Me fascinó. Son de esas pequeñas cosas que, como dice el propio Serrat en el disco, te sorprenden. Después de ese día, me pasé una temporada entera solo oyendo Mediterráneo. Quería llegar al tuétano de todo. No había mucha información al respecto y me interesé por todo lo que tuviera que ver con el álbum”.

Escucharlo “con verdadera atención” le llevó a plantearse un proyecto que ahora ha visto la luz: Hijos del mediterráneo, un disco que rinde homenaje de principio a fin a la obra original del cantautor catalán. “Empezó todo a coger cierto color cuando un día se lo comenté a Ricky Faulkner y se ofreció a ser productor. Empezó a dar nombres de músicos de una manera muy natural para formar una banda y yo, por mi parte, me puse a dar el nombre de los artistas para cantar sus canciones”, explica.

Como un maestro de ceremonias entusiasmado, Ferreiro ha coordinado todo el proceso, que fue “más rápido de lo previsto”, pero cuya grabación se retrasó por los compromisos de todos. Hijos del mediterráneo es, como su propio nombre indica, un tributo generacional. Los músicos participantes forman parte de una generación de autores que llegó después de Serrat. Jorge Drexler, Xoel López, Eva Amaral, Iván Ferreiro, Tulsa, Santi Balmes de Love of Lesbian, Andrés Calamaro, Sílvia Pérez Cruz y Josele Santiago de Los Enemigos. También está Jairo Zavala, más conocido como Depedro, quien afirma que “cantar a Serrat fue un regalo, pero también una responsabilidad enorme”. “Al que no le guste Serrat no tiene corazón. Es un gigante”, dice Zavala, quien interpreta Pueblo blanco. “Siempre estuvo ahí en mi vida. Lo tengo relacionado a la cinta eterna que daba mil vueltas en el coche de mis padres”.

No es el primer disco de homenaje de este coloso de la canción española que es Serrat, pero este tiene la particularidad de que reinterpreta todo un disco suyo. Es como si al álbum original, gestado en el pequeño pueblo pesquero del Baix Empordà aunque grabado en 1971 en Milán, le dieran un brío nuevo. Mediterráneo contaba con los prodigiosos arreglos de Juan Carlos Calderón, Gian Piero Reverberi y Antoni Ros-Marbà, palabras mayores que no han pasado desapercibidas para Ferreiro: “No es solo un homenaje a Serrat sino también a Calderón y el modo de grabar discos como antes”. Cierto: Hijos del mediterráneo, que se llevará al directo el próximo verano en festivales como Portamerica y Sonorama Ribera, guarda esa atmósfera orquestal y desprende un respeto y tino por las canciones por parte de todos los involucrados difícil de encontrar en estos saraos que son los homenajes y que carga el diablo.

Son hijos de un músico todavía en activo –actualmente está de gira con Joaquín Sabina-. Un artista que no se acaba. “Sigo acercándome a Serrat como un grandísimo creador de canciones. Quiero aprender de él”, confiesa Amaro Ferreiro. “Es un conocedor nato de lo que es una canción. No todo el mundo sabe. Las reglas de la canción son bastante abstractas y desconocidas y él las conoce muy bien. Sabe llevar sus canciones hasta las últimas consecuencias”. Jairo Zavala sentencia: “El aeropuerto de Barcelona debería llevar su nombre”.

LISTADO DE TEMAS E INTÉRPRETES
“Mediterráneo”, Jorge Drexler

“Aquellas pequeñas cosas”, Eva Amaral

“La mujer que yo quiero”, Xoel López

“Pueblo blanco”, Depedro

“Tío Alberto”, Iván Ferreiro

“Qué va a ser de ti”, Tulsa

“Lucía”, Andrés Calamaro

“Vagabundear”, Santi Balmes

“Barquito de papel”, Sílvia Pérez Cruz

“Vencidos”, Josele Santiago

sábado, diciembre 21, 2019

Carta a Patxi



Carta a Patxi

21/diciembre/2019

Patxi, he oído que mañana lloverá. A mí me están lloviendo y doliendo penas desde que te fuiste. Hay amistades que dejan una huella profunda, la huella de las conversaciones que ya no tendremos. La muerte suele arrebatarlo todo, pero no la memoria de lo vivido y sentido.

No fuiste solo uno de aquellos cantores predilectos de mis años de adolescencia y tampoco fuiste solo uno de aquellos cantautores de la vida a los que dediqué un libro, en este caso compartido con nuestro común amigo Antonio Marín Albalate. Fuiste mucho más que una cosa y que la otra. Fuiste el amigo y el compañero al que cuesta tanto despedir mientras llueve torrencialmente sobre la ciudad habitada en las palabras.

Me cuesta hablarte en pasado y escribirte esta carta doliente. Voy para cuarenta y seis y pierdo pelo. Y un hombre a esta altura de la vida debiera asumir algunas pérdidas, incluso las inesperadas. Me acuerdo ahora de la última vez que te vi, aquella jornada en Cádiz, en el Colegio Argantonio, en el que nos cantaste tus canciones y nos regalaste tu bonhomía. Almorzamos juntos en un restaurante de la calle Plocia. La gastronomía y la conversación como refugios frente a la asechanza. Bajo el brazo traías un libro de Elmer Mendoza del que me hablabas con entusiasmo. Compartiste conmigo el repertorio de lo que luego cantarías por la noche. Esas canciones eternas que me deslumbraron tan joven. Que si Rogelio, que si El maestro, que si Con toda la mar detrás. Y tus últimas canciones (La hora lobicán), las que daban medida del hombre que ahora eras, del hombre inquieto que no dejaba de buscarse en las palabras y en los acordes.

Patxi, he oído que mañana lloverá. Llevo días lamentando tu marcha, pensando en tu familia, en Gloria, en tus hijos, especialmente en Jon con quien tanto quiero. La muerte siempre lo desbarata todo. El verso queda suelto, ajironado, con el estruendo de las ausencias irreparables. Pero yo quiero recordarte en Cádiz, cuando paseábamos juntos y recitábamos juntos -vaya honor-, presentando Las gafas de Allen o Jacques Brel, una canción desesperada. Siempre generoso y desprendido abriéndonos las puertas de tu casa, en Madrid o en Toledo con aquellas sonoras campanas catedralicias que enmarcaron la larga conversación con el que nació el libro que te dedicamos. Cómo no acordarme ahora de la presentación en la SGAE de Madrid, de aquella felicidad compartida, de tu sencillez primorosa en tiempos de imposturas y ligerezas varias.

Se me acumulan fragmentos de nuestros encuentros, hojas de otoño como acordes perdidos en la bruma. Canciones entre paréntesis, vientos del norte, balcones abiertos de la vida vivida hasta la última gota. ¿Te acuerdas de esta foto en El Cortijo de los Rosales que me pasara el periodista Juan Manuel Pedreño? ¿Y de aquel programa de mano de cuando presentaste por toda España Como el viento del norte? Estas cosas, hilos frágiles de tu propia memoria cantada, que iba encontrando solía compartirlas contigo. Ahora me acompañan en mi mesa de trabajo mientras escribo estas líneas. Eran los años setenta en la que sentías el estrellato como una losa porque a ti nunca te importó esa cosa tan ostentosa llamada éxito.

¿Qué será de tu Atleti? ¿Qué será de los días sin ti, querido cantor de soledades? ¿Qué será de tu guitarra? Preguntas mudas al filo de la dentellada del invierno, querido profesor.

Solo dos líneas, ya quiero terminar, recordando nuestra última conversación, desayunando juntos, planificando ir a verte a Portugal donde eras un mito cercano y popular. Ya no podrá ser. Pero me queda la satisfacción enorme de haberte conocido, de esa bella amistad a lo largo que tuvimos. Volveré a buscarte en las canciones, viejo amigo, de voz recia y profunda, de alma vasca y verso en labio.

Patxi, he oído que mañana lloverá sobre los tocadiscos de mi propio corazón

viernes, diciembre 20, 2019

Sabina Serrat no dejan dudas: El diablo sabe más por viejo


Sabina Serrat no dejan dudas: El diablo sabe más por viejo

Tres horas de concierto. Viejos lobos de mar se sumergieron en la noche bonaerense y dieron recitales memorables.

Marcela Araúz Marañon 20/12/2019 10:04 AM
Son dos infantes. Uno tiene 70 años; el otro cumplirá 76 este diciembre. Lejos de la bohemia y cerca de los achaques, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat han dejado en claro —una vez más— que si nos vamos pa’l infierno, será con elegancia.

Estos sujetos —un poco niños, un poco ancianos, un poco irreales— llegaron a Buenos Aires con el tour No hay dos sin tres, una serie de conciertos que se realizaron entre el 3 y el 7 de noviembre en el flamante estadio MoviStar Arena.

Y en esta exhibición de perpetuo amorío con la capital bonaerense, se mandaron juntos una treintena de temas en que intercambiaron sus interpretaciones, las fusionaron o simplemente las cantaron en solitario. Así, como quien respira, fueron tres horas de espléndido espectáculo, tanto en repertorio como en producción y puesta en escena.

Diez mil almas asistimos el 7 de noviembre a este show —quien cuenta esta vivencia los vio cantar juntos hace 12 años—, que empezó con un video de animación. Dos urracas canosas y parlanchinas narran al público las complicaciones y delicias de la migración.

En medio, la voz de Ricardo Darín describía el vuelo accidentado de este par de aves que abruptamente arriba en el escenario. De pronto: “Que no arranquen los coches…” se escucha. Y empieza nuestro vuelo personal.

Viejos lobos de bar

Esta noche contigo es el inicio de un recorrido musical que, de principio a fin, bien puede haber consagrado esta gira como la más sentida y febril de estos trovadores inmortales. Hay una lealtad fervorosa e inquebrantable en su público.

Una banda flanqueada por los imprescindibles Pancho Varona y Antonio García de Diego orquestaron cada canción hasta la emotividad. No hago otra cosa que pensar en ti, Mediterráneo, Ruido y Cantares son algunos de los éxitos de la primera parte del concierto con sobria puesta en escena. Como quien pasea por un jardín familiar o toma unos tragos en el bar de la esquina, en un minuto eran el dandy admirado y, de repente, el infame mujeriego.

Luego, simulando una taberna, estaban nuestros trovadores sentados en una esquina, bebiendo en exquisito diálogo. Con la frente marchita, Las nanas de la cebolla, La del pirata cojo y Fiesta, entre otras, fueron las más ovacionadas.

En el escenario hubo despliegue de imágenes inspiradas en cada tema y, a momentos, el público reía a mandíbula batiente con los diálogos que asemejaban a un stand up de primer nivel protagonizado por los cantantes.

“Máscara contra cabellera”, en las pausas entre canción y canción bromearon sobre sus edades, sus apariencias, sus disfunciones. “Viejos chotos”, como se autodenominan, también embistieron contra la economía argentina del saliente gobierno de Macri, hablaron de los refugiados y la indolencia contemporánea. Bosquejaron el mundo actual.

Y en un lapsus de hilarante franqueza confesaron porqué, tantos años y silencios después, se volvían a reunir para recorrer el mundo juntos: “Porque así trabajamos la mitad, pero ganamos el doble”, confesó Sabina.

Momentos elevados

Joaquín entra sereno con sombrero bombín, en silencio se sienta, toma la guitarra y susurra: “Se peinaba a lo garzón…” y la piel vibra. A no dudar, Peces de ciudad fue la más conmovedora y exacta de las composiciones que corresponden a Joaquín.

Luz tenue sobre el micrófono, el ascenso del sonido desde la sutil guitarra al tutti de toda la banda al momento del estribillo es más que preciso. Y ese momento, las luces iluminan a la orquesta y al público abrumado con ella. Luego, da inicio a la segunda parte la armónica a cargo de García de Diego.

El segundo momento que considero más potente estuvo en la voz de Serrat. Del disco Miguel Hernández, ofrendó la más dolorosa canción, poema al cual Alberto Cortez puso música y rendió a los pies de la melodía, Joan Manuel le pidió cederla para que la grabase. Cuenta la historia y el público irrumpe en conmovido aplauso recordando a ese grande entre grandes que fue Cortez.

Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita. Cárcel me arranca”.

Un piano que da solo puntadas de notas al principio y luego se cierne sobre la orquesta, que enmarca la historia del preso político que no puede ver a su niño pequeño que anida la pobreza y cuya madre solo puede alimentar con cebollas.

La tercera es la vencida

Los vi juntos por primera vez hace 12 años en el estadio de La Bombonera en el gauchísimo barrio de La Boca. Ahí estaba yo, en el último lugar, muy lejos del escenario, donde aquellos que carecían de dinero para entradas privilegiadas nos aglomeramos con más bríos que economía. Allí, con el viento en la cara, a lo lejos apenas veo dos manchas diminutas paseando a lo largo del escenario. No importa: me siento cobijada con las melodías que llegan y estremecen.

Recuerdo que lloré con Esos locos bajitos, papá me la cantaba porque no era una wawa sencilla. Era más bien caprichosa: “Niño, deja ya de joder con la pelota”. La primera vez que vi a estas dos enormidades era diciembre de 2007, El tour se llamaba Dos pájaros de un tiro.

Recuerdo también que sucedió lo inimaginable: esa noche oí a Serrat decir una palabrota. Entre bromas, carajeó a Sabina. Quedé impresionada. Ese gentleman/dandy cantante maldiciendo me era inconcebible.

Una década después, de nuevo en la capital argentina, la cita fue con Joaquín Sabina, quien daba la gira por el lanzamiento del disco Lo niego todo, con conciertos en el Luna Park. Una sensación de dilema ético se me quedó en la garganta ese entonces: ¿Debo perdonarle la desazón de un canto a medias a quien me había encausado en el cinismo y la pasión?

Sucede que esa noche un Sabina abrumado de sí mismo y reprochando al tiempo y sus secuelas en el cuerpo se limitó a darnos aproximadamente solo la mitad del espectáculo por el que miles estábamos ahí. Con la no mucha dignidad que quedaba, la otra mitad del show la encararon Panchito Varona y Antonio García de Diego, una invitada e incluso la corista. Algo de mí se quebraba esa noche al salir del teatro y yo había pensado que era para siempre.

Debo confesar que fue el temor lo que me movió a asistir a este concierto, tercera oportunidad con Sabina y la segunda, con él y Serrat juntos. Me invadió el miedo de que nunca más tuviera la oportunidad de sentirlos, de escucharlos en vivo. “Esta más como sea”, me dije, bajando las expectativas al máximo.

Supuse que nunca más presenciaría el canto y talento de los dos llok’allas que me habían conmovido hasta el llanto en 2007. Pero los volví a ver: vi a esos llok’allas juguetones que eran hace 12 años y que todavía lo siguen siendo hoy cuando están juntos en el canto. Cuán equivocada estuve. Qué fantástica sensación ésta de no tener la razón.

Debo confesar que fue el temor lo que me movió a asistir a este concierto, tercera oportunidad con Sabina y la segunda, con él y Serrat juntos. Me invadió el miedo de que nunca más tuviera la oportunidad de sentirlos, de escucharlos en vivo. “Esta más como sea”, me dije, bajando las expectativas al máximo.

Supuse que nunca más presenciaría el canto y talento de los dos llok’allas que me habían conmovido hasta el llanto en 2007. Pero los volví a ver: vi a esos llok’allas juguetones que eran hace 12 años y que todavía lo siguen siendo hoy cuando están juntos en el canto. Cuán equivocada estuve. Qué fantástica sensación ésta de no tener la razón.

jueves, diciembre 19, 2019

Serrat en la Argentina, de Tamara Smerling

Serrat en la Argentina, de Tamara Smerling

La exhaustiva investigación une datos e historias para narrar "cincuenta años de amor y aventuras" relacionadas con el cantautor catalán

Por Rosario Hace 8 horas
19/12/19

Sinopsis

Joan Manuel Serrat era, en 1969, alguien casi desaliñado. Alguien que cantaba la frase “tu nombre me sabe a hierba” como si se la estuviera diciendo en secreto a quien lo escuchaba. Era un músico, un cantante de quien se decía que era un poeta, que frecuentaba los programas interminables de los sábados, en la televisión argentina, con apenas una guitarra en la mano y un puñado de canciones que recorrían el mundo de Jacques Brel aprendido desde el franquismo.

Y que pintaban el retrato más ácido –y también el más tierno– de esos personajes de pueblos blancos, que espiaban tras los visillos. Pero su historia, o, mejor, la historia de amor con la Argentina, contada con meticulosa pasión por Tamara Smerling, es a su vez otras historias. La de una época pero, sobre todo, la de un cambio notable en las maneras de escuchar y en las formas de relacionarse con la música. Las canciones de Serrat podían bailarse.

Pero también debían escucharse. Como toda Gran Historia, se construye con las pequeñas historias. La de la chica que llamó por teléfono a su mejor amiga para decirle que se había enamorado, después de haberlo visto por primera vez, aún un desconocido, en la televisión; el improbable encuentro con Aníbal Troilo y Rubén Juárez, mientras empujaba su auto descompuesto hasta la vereda; los tira y afloja con los productores de la época.
La historia de una voz, finalmente, contada, como se debe, a muchas voces.

miércoles, diciembre 18, 2019

Sabina y Serrat: Un lujo



Sabina y Serrat: Un lujo
Españoles se presentaron ahora en La Guácima.

18/12/19


Alajuela.- Más de 10 mil personas abarrotaron las instalaciones de La Guácima en el gran concierto de los españoles Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat efectuado anoche.

Los “viejos cascarrabias” volvieron a hacer de las suyas con su poesía de doble sentido y temas que no pasan de moda.

Como siempre, un público selecto asiste a ver a estos dos cantautores inmortales, quienes pese a los años no pasan de moda.

Su tour “No hay dos sin tres” viene de grandes capitales de Latinoamérica, como Montevideo y Ciudad de México, entre otras, e impactó Costa Rica en forma positiva.

"De niño no me llamaban Joaquín, me decían ‘cállate, imbécil’”, comentó el maestro Sabina.

Temas como “No hago otra cosa”, “Aves de paso”, “La Magdalena”, “Nanas de la cebolla”, “Lo niego todo”, “Cantares”, “Peces de ciudad”, “19 días y 500 noches”, “Las Malas Compañías”, “Pero qué hermosas eran”, “Tu nombre me sabe a yerba”, “Pirata cojo”, “Princesa”, “En el bulevar de los sueños rotos”, “Y sin embargo”, entre otras.

Ticos no olvidarán a Serrat ni a Sabina

Ticos no olvidarán a Serrat ni a Sabina
Tras majestuoso show en La Guácima

18/12/19


Alajuela.- Ante más de 10 mil personas, el pasado martes se presentaron en Costa Rica los cantautores españoles Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.

Los “viejos cascarrabias” volvieron a hacer de las suyas, con su poesía de doble sentido y la interpretación de temas que no pasan de moda, en medio de una noche fresca, de esas que anuncian las navidades.
Como siempre, un público selecto asistió para contemplar a los dos cantantes inmortales que, pese a los años, persisten.

“De niño no me llamaban Joaquín, me decían ‘cállate, imbécil’”, comentó el maestro Sabina.
Temas como “No hago otra cosa”, “Aves de paso”, “La Magdalena”, “Nanas de la cebolla”, “Lo niego todo”, “Cantares”, “Peces de ciudad”, “19 días y 500 noches”, “Las Malas Compañías”, “Pero qué hermosas eran”, “Tu nombre me sabe a yerba”, “Pirata cojo”, “Princesa”, “En el bulevar de los sueños rotos”, “Y sin embargo”, entre otros, hicieron que los miles de fans cantaran a coro.

Como es nuestra costumbre, entrevistamos a muchos asistentes, para que comentaran acerca de este espectáculo que dio mucho de qué hablar.

FANÁTICOS FELICES
• Marcos Cascante, Desamparados
“Sabina me encanta, crecí con su música. Mi tema son todos, pero me gusta ‘Tiramisú’. Está grande, pero todavía aguanta”.

• Fabiola Barrantes, Desamparados
“Vengo por los dos, más Sabina, pues va al grano. Sus temas son protestas, van al grano sin caer en lo vulgar, todo es una historia. Por su música, nos unió”.

• Carlos Sauceda, Cartago
“Me encanta Serrat desde hace 40 años y sus temas son poéticos, canciones llevaderas. ‘Se hace camino al andar’ o ‘La noche de San Juan’, muy alegres, temas que le llegan a uno al corazón. Tengo casi todos los discos y esta es mi segunda vez en vivo”.

• Anais Guerrero, Guácima
“Excelente, me encantan. Mi tema favorito es ‘Lo niego todo’. No los había visto juntos, hacen buen equipo, gran show, se complementan. Me ha gustado muchísimo”.


• Alejandro Quesada, Aserrí
“Excelente, es la primera vez que vengo, música fina y con estilo. Es verdadera música. Pese a sus años, están enteros. Me encanta ‘El bulevar de los sueños rotos’”.

• Gustavo Espinoza, Alajuela
“Genial, súper bueno, grandes éxitos, tienen un carisma. Mis respetos y un gran respeto por el público, no son niños, ya se les nota en la voz, pero qué respeto tienen hacia el público”.

Reviva el concierto de Sabina y Serrat con estas imágenes Costa Rica






Reviva el concierto de Sabina y Serrat con estas imágenes Costa Rica

Por Ana María Parra A. - 18 diciembre, 2019

La noche de este martes 17 de diciembre, que recién acaba de pasar, dos de los españoles más grandes de la música, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, dieron rienda suelta a su gira “No hay dos sin tres”.


Se tomaron el Anfiteatro Coca Cola en parque Viva, en La Guácima, para hacer que miles de fanáticos se trasladarán hasta Alajuela. Y también, cantaran hasta el cansancio.

Un repaso de verdaderos himnos para varias generaciones de hispanoparlantes fue lo que entregaron estos dos cantantes, compositores, amigos y, en especial: cómplices.

Joaquín Sabina lució todos los íconos con los que sus fanáticos le asocian, entre ellos su sombrero de bombín. De sus más entrañables canciones sonaron «Y sin embargo», «9 días y 500 noches, «Y nos dieron las diez«, entre otras.

Joan Manuel Serrat hizo gala de su larga experiencia en la música que vive aún hoy a sus 75 años de edad. Nano, como también le dicen, arrancó gritos y ovaciones tanto en los dúos con Sabina -de las canciones de su amigo- como de las propias: «Mediterráneo» y «Para la libertad».
Fotos: Grettel Monge para El Observador. Videos: Harold Leandro/El Observador.

Fin de la primera parte de la gira


Costa Rica
Fin de la primera parte de la gira
Vuelven a casa...

18/12/2019

martes, diciembre 17, 2019

Sabina y Serrat con nota 100 ante 10 mil personas


Sabina y Serrat con nota 100 ante 10 mil personas

Dieron concierto ayer en Alajuela.
Ariel Chaves / David Barrantes
18 de diciembre, 2019 | 07:59 AM


Más de 10 mil personas abarrotaron las instalaciones de La Guácima en el gran concierto de los españoles Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat efectuado anoche.

Los “viejos cascarrabias” volvieron a hacer de las suyas con su poesía de doble sentido y temas que no pasan de moda.

Como siempre, un público selecto asiste a ver a estos dos cantautores inmortales, quienes pese a los años no pasan de moda.

Su tour “No hay dos sin tres” viene de grandes capitales de Latinoamérica, como Montevideo y Ciudad de México, entre otras, e impactó Costa Rica en forma positiva.

"De niño no me llamaban Joaquín, me decían ‘cállate, imbécil’”, comentó el maestro Sabina.

Temas como “No hago otra cosa”, “Aves de paso”, “La Magdalena”, “Nanas de la cebolla”, “Lo niego todo”, “Cantares”, “Peces de ciudad”, “19 días y 500 noches”, “Las Malas Compañías”, “Pero qué hermosas eran”, “Tu nombre me sabe a yerba”, “Pirata cojo”, “Princesa”, “En el bulevar de los sueños rotos”, “Y sin embargo”, entre otras.

Serrat y Sabina deleitaron a los ticos con sus mejores éxitos



Serrat y Sabina deleitaron a los ticos con sus mejores éxitos

Por
HAROLD LEANDRO
17/12/19

Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina deleitaron esta noche a cientos de costarricenses que se reunieron en Parque Viva en La Guácima de Alajuela, para escuchar a estos cantantes-poetas-trovadores españoles, los cuales cantaron sus mejores éxitos, verdaderos himnos para varias generaciones de hispanoparlantes.

Los artistas vinieron a Costa Rica como parte de su gira “No hay dos sin tres”, en la que se pasearon por un repertorio de éxitos de uno y otro, que interpretaron a dúo, intercambiaron o cantaron de forma individual.

Antes de comenzara el concierto se presentó un vídeo de dibujos animados en el que dos pájaros (Serrat y Sabina), explicaron el porqué de la gira. En síntesis, porque en Europa hace frío en esta época, porque es buena alejarse un tiempo de la familia, porque ganan dinero con los conciertos.

También dijeron que lo hacen juntos dado que son flojos para el trabajo y así “trabajan la mitad, nos pagan el doble y nos divertimos el doble”.

Entrañables himnos

Nano (Serrat), de 75 años (27 de diciembre de 1943 en Barcelona) y El Flaco de Úbeda (Sabina), de 70 (12 de febrero de 1949 en Úbeda) cantaron himnos como Y sin embargo, 19 días y 500 noches, Y nos dieron las diez, No hago otra cosa que pensar en ti, Hoy puede ser un gran día, Para la Libertad y Mediterráneo.

El calendario incluía una actuación en Chile, pero fue suspendida por la crisis que atraviesa el país. No obstante, Serrat afirmó que de ese país suramericano fueron “echados”.

El público, claramente de clase alta y media y de más de 30 años (en general) coreó todas las canciones, pero en la que la feligresía le puso más afán fue «Por el bulevar de los sueños rotos», quizás porque al tico le gusta que le recuerden a Chavela Vargas, aunque no sea bien vista como ejemplo, dado los excesos de la famosa tica que recaló en México.

Sabina, tal vez para congraciarse aún más con el respetable público prometió no hacer una gira en el futuro sin pasar por Costa Rica.

El momento penoso -para los que lo queremos a muerte- fue constatar que a Serrat la edad le juega malas pasadas, como cuando cantó Nanas de las cebollas: la voz no le salió en varias ocasiones.

De todas formas, el público supo disimular el trance y vivió una gran comunión con dos artistas queridos y cantados por varias generaciones de ticos que se rindieron antes sus referentes.

Genios y figuras: Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, dos viejos pillos que nunca decepcionan



Genios y figuras: Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, dos viejos pillos que nunca decepcionan

En su tercera gira en complicidad, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat visitaron Costa Rica el martes por la noche. Parque Viva albergó el 'show’ 'No hay dos sin tres’

Jessica Rojas Ch..
17/12/2019

Dos pajarracos españoles en migración aterrizaron por casualidad, pero por gusto también, en un pequeño pedacito de tierra pura vida.

Costa Rica los recibió con cariño y admiración, así como con ansias de reírse y alimentarse de lo que tenían estos dos viejos pillos para decir y cantar.

Con un apretón de manos cariñoso y un par de reverencias exageradas, los dos viejos pájaros negros de pico amarillo arrancaron gritos y una ovación en su llegada al escenario, pero como ellos están acostumbrados al amor lo que hicieron fue recibir ese amor con una canción. Esta noche contigo fue la pieza con la cual Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina comenzaron una velada cargada de chistes, crítica social, picardía y, por supuesto, amor, más y más amor.

El Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva, en La Guácima de Alajuela, fue donde Serrat y Sabina aterrizaron a la fuerza e insistieron en que con gusto la noche de este martes 17 de diciembre. La tercera puede ser la vencida, sí, pero como con estos dos nunca se sabe, lo mejor era que sus fans llenaran el recinto alajuelense para aprovecharlos ahora que todavía tienen ímpetu, ganas y goces para compartir en escena.

No hay dos sin tres es el espectáculo que los reunió una vez más –la tercera– en una gira de conciertos donde el uno le canta al otro y el otro piropea al primero. Así es como se desarrollan estos amigos en escena, en un puro amor, en un puro vacilón y también en una pura canción.

Costa Rica, su querida Costa Rica, tenía que ser testigo de este nuevo encuentro porque ellos no pueden andar haciendo sus locuras por América Latina y no venirlas a hacer a nuestro país, porque hay una relación de amor y de admiración recíproca de los artistas por este pedacito de tierra y de sus seguidores ticos por ellos.

Después de estar en Chile, Argentina y México, Serrat y Sabina terminaron su recorrido latinoamericano en nuestro país, justamente por esa complicidad que hay con los ticos es que decidieron decirle adiós al 2019 cantando aquí y el público les respondió con un anfiteatro lleno de risas, aplausos y admiración.

Estos dos señores son un caso total y así es como su show los muestra. Es que no hay manera de describirlos más que con la palabra pillos; aunque Serrat con sus 75 años y su seriedad pone en su lugar –a veces– a Sabina, el de Úbeda con sus 70 le saca más las canas al catalán con sus ocurrencias. Es precisamente esa balanza que hay entre ellos la que hace que la fórmula sobre el escenario sea la perfecta para cualquier fan de uno o del otro, o en muchos casos de los dos.

Poesía y lírica
A cada rato durante su recital ellos hablan como si estuvieran en la sala de la casa de algún amigo, comparten sus criterios y sus bromas con el público. El colmillo que tienen, de tantos y tantos años sobre tarimas, los hace expertos en hacer de la audiencia su cómplice en las bromas y también cuando se ponen más serios al hablar de problemas migratorios, de temáticas sociales y hasta de críticas directas a la política y los dirigentes económicos. Serrat y Sabina están bien empapados de la realidad que se vive no solo en Europa sino también en el resto del mundo.

La música es la que los une, sí, pero también los enlaza la necesidad de ser críticos, de aprovechar su posición para ser una voz social.

Las canciones pueden ser el vehículo del mensaje que quieren llevar y para eso las cantan juntos y en solitario. En Aves de paso por ejemplo, cada uno tomó su guitarra y juntos interpretaron el tema, Serrat muy a su estilo con una guitarra sobria y Sabina más osado con una muy colorida.

El repertorio siguió con un repaso por grandes éxitos de ambos. Del Nano se escuchó la admirable Las malas compañías y el Flaco cantó su reveladora Lo niego todo.

En conjunto volvieron a hablar, a bromearse, a hacer chistes de sus años, de sus mujeres; en fin, de todo.

Con Caprichoso el azar, Serrat y su corista Sophia Mohamed encantaron al público, pero también de inmediato Joaquín y su querida Mara Barros pusieron un punto especial al cantar juntos Por el bulevar de los sueños rotos, un homenaje a la tica, mexicana por amor y convicción, Chavela Vargas, algo que el público agradeció con un sonoro aplauso en reconocimiento al legado de la artista, amiga íntima de Sabina desde siempre.

Amigos queridos
Antes, Sabina y Serrat habían dicho que las personas que los escuchan no son sus fans, son sus cómplices, eso quedó más que demostrado este martes en Parque Viva con la excelente asistencia de público al recital de los españoles.

El ambiente era alegre con las canciones, también bajaba la intensidad en las ocasiones que los artistas se ponían serios para tratar temas sociales.

Cantando Tu nombre me sabe a yerba y luego Nanas de la cebolla, Joan Manuel agregó su parte más cautivadora; por su lado, Joaquín respondió con la enérgica 19 días y 500 noches.

De seguido, uno de los momentos claves de la velada llegaría con Cantares. Golpe a golpe y verso a verso, así Joan Manuel y Joaquín deleitaron al público con el poema musicalizado de Antonio Machado. Caminante no hay camino, se hace camino al andar… Escuchar a los dos amigos cantar juntos este verso bien pudo valer el boleto del concierto; no obstante, todavía faltaba más.

El pacto de estos caballeros era cantar y hablar por tres horas; tal vez no lo suficiente para complacer a tantos cómplices, pero sí lo bastante como para agradecerles con aplausos.

En otro de los momentos románticos del encuentro, Sabina aprovechó para confirmar su necesidad de siempre venir a Costa Rica en cada paso que haga por América Latina. “Costa Rica ocupa un lugar especial en mi corazón. En mis horas por Latinoamérica puedo dejar de ir a algún país sin que eso me cueste un desgarro, pero nunca dejaría de venir a San José”, afirmó.

De seguido le dedicó a varios de sus amigos ticos la siguiente canción. Entre los nombres que mencionó estaba el de Ángela y el del productor de conciertos Marvin Córdoba, así como el de un grupo de nuevos amigos que hizo, a quienes mencionó como Tiramisú de Limón. El tema que les cantó fue la dulce Peces en la ciudad

Joaquín y Sabina cantaron por tercera vez juntos en Costa Rica. En esta oportunidad, el espectáculo se alojó en el Parque Viva.
Dos pajarracos españoles en migración aterrizaron por casualidad, pero por gusto también, en un pequeño pedacito de tierra pura vida.

Costa Rica los recibió con cariño y admiración, así como con ansias de reírse y alimentarse de lo que tenían estos dos viejos pillos para decir y cantar.

Con un apretón de manos cariñoso y un par de reverencias exageradas, los dos viejos pájaros negros de pico amarillo arrancaron gritos y una ovación en su llegada al escenario, pero como ellos están acostumbrados al amor lo que hicieron fue recibir ese amor con una canción. Esta noche contigo fue la pieza con la cual Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina comenzaron una velada cargada de chistes, crítica social, picardía y, por supuesto, a , por supuesto, amor, más y más amor.

El Anfiteatro Coca-Cola del Parque Viva, en La Guácima de Alajuela, fue donde Serrat y Sabina aterrizaron a la fuerza e insistieron en que con gusto la noche de este martes 17 de diciembre. La tercera puede ser la vencida, sí, pero como con estos dos nunca se sabe, lo mejor era que sus fans llenaran el recinto alajuelense para aprovecharlos ahora que todavía tienen ímpetu, ganas y goces para compartir en escena.

No hay dos sin tres es el espectáculo que los reunió una vez más –la tercera– en una gira de conciertos donde el uno le canta al otro y el otro piropea al primero. Así es como se desarrollan estos amigos en escena, en un puro amor, en un puro vacilón y también en una pura canción.

Costa Rica, su querida Costa Rica, tenía que ser testigo de este nuevo encuentro porque ellos no pueden andar haciendo sus locuras por América Latina y no venirlas a hacer a nuestro país, porque hay una relación de amor y de admiración recíproca de los artistas por este pedacito de tierra y de sus seguidores ticos por ellos.

Los trovadores fueron cómplices de una noche que quedará para el recuerdo para las miles de almas que cantaron sus éxitos desde La Guácima de Alajuela. Fotografía: John Durán.
Los trovadores fueron cómplices de una noche que quedará para el recuerdo para las miles de almas que cantaron sus éxitos desde La Guácima de Alajuela. Fotografía: John Durán.
Después de estar en Chile, Argentina y México, Serrat y Sabina terminaron su recorrido latinoamericano en nuestro país, justamente por esa complicidad que hay con los ticos es que decidieron decirle adiós al 2019 cantando aquí y el público les respondió con un anfiteatro lleno de risas, aplausos y admiración.

Estos dos señores son un caso total y así es como su show los muestra. Es que no hay manera de describirlos más que con la palabra pillos; aunque Serrat con sus 75 años y su seriedad pone en su lugar –a veces– a Sabina, el de Úbeda con sus 70 le saca más las canas al catalán con sus ocurrencias. Es precisamente esa balanza que hay entre ellos la que hace que la fórmula sobre el escenario sea la perfecta para cualquier fan de uno o del otro, o en muchos casos de los dos.

Estos dos señores son un caso total y así es como su show los muestra. Es que no hay manera de describirlos más que con la palabra pillos porque aunque Serrat con sus 75 años y su seriedad pone en su lugar –a veces– a Sabina, el de Úbeda con sus 70 le saca más las canas al catalán con sus ocurrencias, pero es precisamente esa balanza que hay entre ellos la que hace que la fórmula sobre el escenario sea la perfecta para cualquier fan de uno o del otro, o en muchos casos de los dos.

Poesía y lírica

A cada rato durante su recital ellos hablan como si estuvieran en la sala de la casa de algún amigo, comparten sus criterios y sus bromas con el público. El colmillo que tienen, de tantos y tantos años sobre tarimas, los hace expertos en hacer de la audiencia su cómplice en las bromas y también cuando se ponen más serios al hablar de problemas migratorios, de temáticas sociales y hasta de críticas directas a la política y los dirigentes económicos. Serrat y Sabina están bien empapados de la realidad que se vive no solo en Europa sino también en el resto del mundo.

La música es la que los une, sí, pero también los enlaza la necesidad de ser críticos, de aprovechar su posición para ser una voz social.

Las canciones pueden ser el vehículo del mensaje que quieren llevar y para eso las cantan juntos y en solitario. En Aves de paso por ejemplo, cada uno tomó su guitarra y juntos interpretaron el tema, Serrat muy a su estilo con una guitarra sobria y Sabina más osado con una muy colorida.

El repertorio siguió con un repaso por grandes éxitos de ambos. Del Nano se escuchó la admirable Las malas compañías y el Flaco cantó su reveladora Lo niego todo.

En conjunto volvieron a hablar, a bromearse, a hacer chistes de sus años, de sus mujeres; en fin, de todo.

Con sus guitarras como aliados y un público extasiado por su música, Joaquín y Sabina la volvieron a hacer en Costa Rica. Fotografía: John Durán.
Con sus guitarras como aliados y un público extasiado por su música, Joaquín y Sabina la volvieron a hacer en Costa Rica

Con Caprichoso el azar, Serrat y su corista Sophia Mohamed encantaron al público, pero también de inmediato Joaquín y su querida Mara Barros pusieron un punto especial al cantar juntos Por el bulevar de los sueños rotos, un homenaje a la tica, mexicana por amor y convicción, Chavela Vargas, algo que el público agradeció con un sonoro aplauso en reconocimiento al legado de la artista, amiga íntima de Sabina desde siempre.

Amigos queridos
Antes, Sabina y Serrat habían dicho que las personas que los escuchan no son sus fans, son sus cómplices, eso quedó más que demostrado este martes en Parque Viva con la excelente asistencia de público al recital de los españoles.

El ambiente era alegre con las canciones, también bajaba la intensidad en las ocasiones que los artistas se ponían serios para tratar temas sociales.

Cantando Tu nombre me sabe a yerba y luego Nanas de la cebolla, Joan Manuel agregó su parte más cautivadora; por su lado, Joaquín respondió con la enérgica 19 días y 500 noches.

De seguido, uno de los momentos claves de la velada llegaría con Cantares. Golpe a golpe y verso a verso, así Joan Manuel y Joaquín deleitaron al público con el poema musicalizado de Antonio Machado. Caminante no hay camino, se hace camino al andar… Escuchar a los dos amigos cantar juntos este verso bien pudo valer el boleto del concierto; no obstante, todavía faltaba más.

El pacto de estos caballeros era cantar y hablar por tres horas; tal vez no lo suficiente para complacer a tantos cómplices, pero sí lo bastante como para agradecerles con aplausos.

En otro de los momentos románticos del encuentro, Sabina aprovechó para confirmar su necesidad de siempre venir a Costa Rica en cada paso que haga por América Latina. “Costa Rica ocupa un lugar especial en mi corazón. En mis horas por Latinoamérica puedo dejar de ir a algún país sin que eso me cueste un desgarro, pero nunca dejaría de venir a San José”, afirmó.

De seguido le dedicó a varios de sus amigos ticos la siguiente canción. Entre los nombres que mencionó estaba el de Ángela y el del productor de conciertos Marvin Córdoba, así como el de un grupo de nuevos amigos que hizo, a quienes mencionó como Tiramisú de Limón. El tema que les cantó fue la dulce Peces de ciudad.

Cierre de lujo

Mediterráneo, la gran canción de Serrat, el catalán aprovechó el espacio para llamar la atención a lo que se sufre en el mar al que le canta.

“Es basura y cementerio por la codicia humana”, aseveró tajante y con lamento. Luego, con las notas de su canción y con una letra de amor a las culturas que se desarrollan en sus orillas, Serrat interpretó su éxito.

No hubo mejor forma de ir diciendo hasta luego que con éxitos. Verlos vestidos de piratas y riéndose de ellos mismos fue todo un lujo. Con La del pirata cojo llegó ese hermoso espacio, un momento donde ambos se divierten tanto que hasta si uno se equivoca al otro lo que le da es risa, como pasó cuando Serrat no cantó una de sus partes.

Tras una charla de copas en la cual hablaron sobre la Costa Rica sin ejército, Pepe Figueres, Rubén Darío y su Juventud divino tesoro y el montón de años que tienen, cantaron Y sin embargo, Hoy puede ser un gran día, Noches de boda y la infaltable Y nos dieron las diez, con la cual se despidieron por primera vez.

El adiós definitivo llegó con el fuerte romance de Contigo, Paraules d’amor (en catalán), Pastillas para no soñar, Pequeñas cosas y Fiesta para cerrar la presentación con la misma emoción con la cual tres horas antes había comenzado todo.

En definitiva, no sabemos si volverá a pasar, pero que Serrat y Sabina no decepcionaron esta noche, de eso no cabe ninguna duda.